lunes, 11 de enero de 2016

LO QUE ESTÁ EN JUEGO EN EL REFERENDO DEL 21 DE FEBRERO

El próximo 21 de febrero, fecha del referendo constitucional no se definirá la Presidencia del Estado, ni el rumbo del “proceso de cambio”, ni los curules en la asamblea legislativa plurinacional, ni nada que tenga que ver con el poder. De hecho, luego del referendo, ni el oficialismo habrá perdido poder ni la oposición habrá avanzado un milímetro en el escaso que hoy tiene. Lo que de verdad se define es la apertura o cierre de la estructura de oportunidades políticas, es decir la posibilidad para que los actores, tanto internos como externos al gobierno, tengan espacios para plantear propuestas y provocar, efectivamente, algunas transformaciones en el poder político. 



Sociólogos como Doug Mc Adam y Sidney Tarrow utilizaron el concepto de Estructura de oportunidad Política en referencia a los movimientos sociales para denotar que en determinados momentos diverso tipo de factores institucionales, normativos y coyunturales hacen que los grupos que pugnan por transformaciones en  el estado, tengan mejores oportunidades para lograr sus fines estratégicos. Creo que parte de estos aportes pueden servir para diseñar algunos escenarios post referendo constitucional.

De ganar el Si, las oportunidades políticas se cierran. En realidad este es el propósito del MAS al impulsar el referendo. El Si portaría el mensaje a las fuerzas opositoras de que tanto Morales como García continúan con altos niveles de popularidad y que sus políticas, pese a todo, siguen gozando del favor ciudadano. Temas como el Fondo indígena, la concentración del poder y la ausencia de equilibrio entre los órganos de poder estatal no habrían repercutido negativamente en su popularidad;  de hecho, el resultado favorable reforzaría la idea de que este esquema es funcional con el proyecto del Bicentenario; sería la muestra de que el estilo político de Evo es que el mejor se aplica con los objetivos del MAS. “Esto es lo que quiere el pueblo” probablemente afirmaría, entusiasta, Morales.  

Internamente al MAS, el mensaje sería que Morales debe continuar siendo el eje en torno al cual se toman todas las decisiones partidarias; de que las iniciativas políticas tanto como las críticas deben pasar por la aprobación de Morales. Evo, para el partido, sería la única garantía para mantener intactas las posibilidades políticas de cara a las elecciones de 2019. No es errado pensar que se plantearían algunos cambios en la política general del MAS, una suerte de relanzamiento del partido, empero ellos serían controlados por Morales, serían cambios que, en el fondo, no afectarían la forma como se ha estructurado el poder al interior del MAS. Los actores que buscan cambios más de fondo dentro del partido tendrían que esperar mejores tiempos y escenarios.

De ganar el No  se abre la estructura de oportunidades políticas. Si bien, en un primer momento, esto sería leído por la oposición como un rechazo a la gestión de Evo, en realidad sería un efectivo aliciente para que la oposición estructure propuesta y liderazgo opositor (tarea nada fácil dada la diversidad ideológica de la misma). La oposición percibiría que el poder se debilita y de que su posibilidad de cambio se hace cierta, verosímil. El hecho de que ya no tengan que enfrentar a un candidato cuya popularidad los anula e invisibiliza haría que la oposición y, sobre todo, la ciudadanía, vean como cierta la posibilidad de cambio en el poder; adicionalmente esto facilitaría que el discurso opositor tenga mayor capacidad de llegada en los medios de comunicación y haría que nuevos actores políticos ingresen al escenario político.

En el plano interno,  se abriría la posibilidad de que algunas fuerzas internas del MAS hagan conocer su opinión de manera más clara y contundente. A propósito de decidir el futuro binomio para las elecciones de 2019, se abrirían espacios políticos impensados en meses anteriores al referendo; las fuerzas interiores del MAS  pugnarían por aumentar su poder o por conservarlo y lo harían a partir de plantear virajes en las estrategias y políticas. Una suerte de mutuas concesiones entre conservadores y transformadores. Con una imagen ciertamente desgastada por el triunfo del No, el actual esquema de poder masista, tendría que ceder espacios de poder y recibir con mayor atención las críticas y propuestas. Empero, también puede suceder que Morales para evitar este proceso de desgaste o de enriquecimiento (según como se vea) político del MAS puede designar, por si y ante si, a su sucesor tal como lo hicieron Chávez con Maduro en Venezuela y Cristina. Krichner con Scioli en la Argentina. Decisión de imprevisibles consecuencias electorales y políticas.

Como se puede ver, lo que se decide el 21 de febrero próximo no es poca cosa, no se define el poder sino su posibilidad de apertura y transformación democrática. 

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