miércoles, 2 de septiembre de 2009

LO POPULAR Y LO MASIVO: UNA REFLEXIÓN A PROPÓSITO DE LA OFERTA CULTURAL EN SUCRE



Ponencia presentada a la vigésima tercera reunión anual de etnología realizada en Sucre del 27 al 28 de agosto de 2009.

Nuestra investigación nace de la preocupación por comprender las causas de la baja asistencia de público a varias presentaciones artísticas que son promovidas por diversas instituciones a lo largo del año en la ciudad de Sucre, las mismas que observan con cierta pasividad y desencanto, cómo sus esfuerzos organizacionales, logísticos y financieros no son acompañados del imprescindible entusiasmo y asistencia del público.

Nuestro estudio, nos permitió descubrir dos ciudades dentro de la misma ciudad o, si se quiere, dos imaginarios urbanos distintos, que corresponden a diferentes maneras de conocer, sentir e idealizar la ciudad. La primera de ellas, noble y aristocrática, reclama para si ser la cara verdadera de Sucre y, en su despliegue histórico, desconoce la cultura que se va configurando en otras zonas de la ciudad: niega que esa cultura corresponda a la real identidad sucrense y desprecia sus expresiones artísticas, por considerarlas carentes de valor cultural y estético.

La segunda ciudad, producto de la migración campesina y del encuentro entre las pautas culturales citadinas y rurales va estableciendo dispositivos comunicacionales, espacios urbanos y pautas organizativas alternativas, en una ciudad que la sienten estrecha y ajena, ya que no obstante necesitarlos en tanto fuerza de trabajo y facilidad mercantil, los desprecia en tanto cultura.

En cuanto al consumo cultural, tanto de la clase alta como de la de la clase popular, postulamos que tanto en una como en otra, hay diversidad de públicos con preferencias y gustos distintos, pero que los diferencia el sentido que cada clase social asigna a su consumo cultural, así como los lugares de consumo y el tipo de consumo cultural que cada una tiene.


3.- El campo cultural oficial: elementos del discurso

3.1. Cultura, turismo y desarrollo.

El discurso cultural oficial parte de la constatación de que la ciudad de Sucre tiene un conjunto de particularidades históricas que hicieron y hacen de la ciudad un referente cultural innegable tanto en la época de la colonia como en la republicana. Según esto, Sucre es depositaria de una riqueza cultural que viene desde tiempos de la colonia: en el territorio que hoy es Sucre, se fundó la primera universidad de todo el Virreinato de La Plata que, posteriormente, a través de lo que se llamó la llamada Academia Carolina, fue el centro de las ideas antimonárquicas que cristalizarían en el primer grito libertario de 1809, que después se expandió por todo el continente americano. Nombres como Juana Azurduy de Padilla, Manuel Asensio Padilla, Jaime de Zudañez, Mariano Serrano son personajes chuquisaqueños que influyeron en los destinos y la historia de América del Sur.

En el periodo colonial, Sucre fue sede de la Real Audiencia de Charcas y juntamente con la ciudad de Potosí conformaron el poder político y económico del Alto Perú. Fue durante este periodo que se construyó una importante cantidad de edificaciones, sobre todo eclesiásticas, que hoy son parte de la riqueza arquitectónica de la ciudad, que con el pasar de los años se constituyeron en los principales atractivos turísticos de la ciudad de Sucre, tanto que hoy, Sucre, está declarada como Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad. También durante la República en la ciudad se habrían desarrollado, en diversos ámbitos, varios movimientos culturales de importante proyección nacional.

En el plano de la música, en la mentalidad de la cultura oficial sucrense, es digno de rescatar a la cueca y el bailecito como referentes identitarios urbanos y a la fiesta de Tarabuco, en el ámbito rural, como referentes ineludibles de la riqueza musical chuquisaqueña.

Estos elementos sirven de base al discurso de los gestores culturales oficiales para sostener que Sucre al tener un importante bagaje cultural, el mismo debería ser aprovechado en función del turismo para lograr una importante fuente de generación de recursos económicos que al final sirva para el logro de prosperidad económica para la ciudad de Sucre. Como nos señala uno de los entrevistados, director de una entidad cultural privada:

…Sucre tiene futuro en cuanto a lo que es la actividad turística y la actividad turística está ligada a la actividad cultural, por que al turista le interesa, muchísimo, creemos firmemente en Mutual La Plata, llegar a una ciudad que tiene características patrimoniales, que tiene un entorno muy grato, una arquitectura que es llamativa… pero también le interesa tener una cultura viva, donde en la noche pueda ir a ver un concierto, donde pueda ir a ver una conferencia, donde pueda ir a ver una exposición pictórica, en fin…Entonces el aportar a la cultura es también aportar al turismo, y el turismo como actividad económica, si es que va creciendo, [aporta] a toda la colectividad (entrevista a gestor cultural)

Otra de las personas ligadas a la gestión cultural en el ámbito estatal llega a la misma constatación al decir que:

basta dar una mirada al pasar por la ciudad, [para constatar] que es una ciudad con poca posibilidad industrial, desmembrada del eje, que no ha logrado constituirse en un paso obligado en un corredor bi-oceánico, que hace [pensar] que realmente el tema de turismo cultural sea una fuente al futuro importante (entrevista a gestor cultural).

Este aspecto señalado, de la estrecha ligazón entre cultura y turismo y desarrollo es a tal punto inobjetable que el Festival Internacional de la Cultura (FIC), uno de los mayores esfuerzos estatales y privados de promoción cultural que se realizan en Sucre en el año, en criterio de uno de sus gestores, fue diseñado y creado para explotar la riqueza cultural en función del turismo. Dice un exdirector del FIC:

…lo que se quiere hacer con el Festival es poner de manifiesto y consolidar la imagen turística de Sucre, que permita un movimiento socioeconómico que tenga su impacto en la población tan deprimida [económicamente] de la ciudad de Sucre y sus alrededores (entrevista a gestor cultural).

Postura que se justifica por el hecho de que muchas ciudades en el mundo obtienen grandes ganancias convirtiendo sus recursos culturales e históricos en atractivos turísticos. Se tratan de productos turísticos que tienen relación con las marcas identitarias más fuertes de las ciudades como ser el carnaval de Río de Janeiro, el tango en Buenos Aires, y la riqueza pictórica de una ciudad como Amsterdan con sus museos Rembrand y Vincent Van Gohg.

En suma, existe un pensamiento consensuado entre los gestores culturales que la oferta cultural de Sucre debe estar concebida pensando en la atracción turística. Por ello no es extraño que exista un gran esfuerzo por rotular a los espectáculos como internacionales y que despierte gran esperanza y expectativa el logro de un título como el de Capital Iberoamericana de la Cultura.

Sin embargo, según nuestras indagaciones, podemos sostener que este afán de internacionalizar la oferta cultural es un producto relativamente novedoso[4] ya que si vemos la evolución histórica de los festivales de cultura, los mismos no siempre tuvieron la característica de ser internacionales como ahora rimbombantemente se los presenta. En 1980 se desarrolló, en Sucre, el Primer Festival de Arte y Cultura auspiciado por la Corporación de Desarrollo de Chuquisaca (CORDECH) y del departamento de cultura de la Honorable Alcaldía Municipal de Sucre que entre sus propósitos -a decir de Luis Ríos Quiroga, que en ese entonces era Director de Cultura de la HAM- estaban la amistad entre los escritores y artistas del país tratando de no excluir a nadie y buscando el contacto con el pueblo ya que

la acogedora plaza de mayo es escenario único del evento y no teatros ni salas de concierto, por que sabemos que escritores y artistas sienten la necesidad urgente de dialogar con el pueblo y por que consideran su actividad no mero placer estético sino una labor que debe estar en función de los intereses del pueblo, único autor de la historia y de la cultura de un país. (1980: 3),

lo que es coherente con el hecho de que los escritores y artistas presentados sean bolivianos como los escritores Alcira Cardona, Antonio Paredes Candia, Matilde Casazola, Roberto Leytón; los pintores Enrique Valda del Castillo, Félix Arciénega. Los orfebres de artesanías como Daniel Pemintel, Delia Sandagorda, Clotilde Calvimontes y los músicos Rodolfo Mérida, los Hermanos Murillo, Los Kollas, Los Mirlos, Los Runas, Bolindia, Las Voces de Viento, Los Masis y el Conjunto Sucre.

Por otra parte, la articulación entre la cultura y el turismo no fue una finalidad central en los inicios del Festival Internacional de la Cultura tal y como ahora se lo plantea. En el proyecto presentado por CORDECH para el Festival Internacional de la Cultura realizado en 1990, se lee que uno de los objetivos es el de

propiciar la convivencia entre las naciones amigas y el intercambio artístico y cultural entre las naciones amigas que permitan motivar e incentivar la actividad artística y cultural de nuestro pueblo (en Marzana 1998: 78 resaltado nuestro)

y en otra parte se lee

tal y como sintetiza el título del presente proyecto el festival tiene una cobertura nacional e internacional esperándose por tanto la participación de todas y cada una de las regiones del país y la presencia de países amigos” (en Marzana 1998: 78).

Lo que equivale a decir que por lo menos en los primeros años de creación del FIC, el apelativo de internacional denotaba sobre todo la presencia de extranjeros en calidad de artistas y no de espectadores o de público.

Por ello una punga entre lo internacional versus lo nacional o entre lo popular y lo elitario estuvo presente por lo menos en los primeros años de la década del 90. Al siguiente año de la creación del Festival Internacional de la Cultura, en el año 1991, se realizó un Festival Nacional de Cultura cuyo propósito, como dice el documento de la Corporación de Desarrollo era el de “lograr, primero, la identidad del boliviano, y después la libertad y su derecho a la autodeterminación” para que el festival permita “reencontrarse con lo más profundo de nuestro ser, recuperando la identidad nacional que permita la revitalización de nuestros valores” (1991: 3-5) . Por ello, en este festival, la presencia de artistas nacionales es abrumadoramente mayoritaria. El festival se convertía, sobre todo, en un nucleador de las expresiones culturales de los departamentos de Bolivia y no de las expresiones internacionales, un festival que “promovió un clima propicio. No hubo competencia, lucro, no solo estuvo dirigido a la elite intelectual (…) ya que hubo un sano propósito que rompió aquel concepto de que el arte pertenece a las superestructuras económicas de las naciones o que el arte pertenece a las elites intelectuales que viven en su torre de marfil” (CORDECH 1991, resaltado nuestro). Pugna que fue definida por quienes querían dar a los Festivales de Cultura el estatuto y la imagen de Festival Internacional que ya no trataba de rescatar la identidad local y nacional de manera casi exclusiva sino de presentar artistas del exterior junto a lo nacional y local.

Lo importante de todo esto, es el hecho de que el actual discurso turístico permite, a los que lo emiten, tener un argumento para centrar su propuesta cultural en eventos que estén acordes a la imagen que se quiere enviar al mundo, que consiste en una imagen de ciudad patrimonial, con gente educada y respetuosa de ese sus edificios y calles arquitectónicas, que tiene un gusto estético que la emparenta a los mejores gustos europeos, donde la gente escucha música docta en sus distintas variantes, sin menospreciar a la cueca y el bailecito y a danzas y expresiones culturales originarias como las de Tarabuco y que está abierta a las expresiones culturales que vienen del exterior del país.

Este discurso, entonces, desplaza, rechaza e invalidada como cultura no propia de Sucre a las manifestaciones culturales mestizas y criollas que si bien tienen su raíz en lo originario son manifestaciones que recogen la inevitable influencia de lo externo y que dio lugar a la cumbia chicha por ejemplo y otras que mantienen su identidad étnica pero que son presentadas como ritmos “modernos”

3.2. Lo popular rechazado por ser masivo y aceptado por ser folklórico

Otro de los elementos del discurso cultural oficial radica en la búsqueda de calidad en los eventos a ser presentados y en el rechazo de lo masivo. Son dos partes que en su proceso se refuerzan ya que según esta idea los espectáculos masivos, deben ser tomados con cierta desconfianza ya que muchos de ellos no tendrían el nivel artístico necesario para ser apoyados en su difusión

Este criterio tiene consecuencia en el campo de lo que se considera “promovible” o “auspiciable”. Se considera que al estar los espectáculos masivos ligados al mercado y por tanto a las industrias culturales, las mismas no necesitan de apoyo ni estatal ni privado, ya que se pueden promover y sostener económicamente por si mismas dado su amplio mercado “popular”. Como un director de institución cultural: “no se puede financiar un festival de cumbia villera, por ejemplo, ya que “esa música masiva ya tiene su propio público y no necesita de apoyo ni de ningún impulso para lograr su propio financiamiento” (entrevista a gestor cultural).

Otro de los datos que señalan esta especie de rechazo de lo popular ligado a lo masivo se encuentra en una “Carta del Directorio de Fundación Sucre Capital Cultural”[5]. Dice la carta en uno de sus párrafos:

También hemos fallado en muchas cosas, en la parte de la comunicación, más que todo por limitaciones presupuestarias y también en la parte organizativa por razones de apuro, costumbres y/o escasa formación de la gente, dentro o fuera del festival, Igualmente nos hemos equivocado acerca de los espectáculos masivos. ¿Qué debería hacer el Festival Internacional de la Cultura? Traer artistas masivos contesta la gran mayoría del público. Nosotros pensábamos y pensamos que la cultura es otra cosa que conciertos masivos, pero por los visto nos hemos equivocado. Aunque tengamos razón en este sentido, el público y algunos medios de comunicación miden al Festival por sus masivos (Correo del Sur 28.10.05: 4 resaltado nuestro).

Sin embargo este rechazo de lo masivo no es a todo lo que tiene esa característica sino a determinadas expresiones artísticas, ya que los eventos ofrecidos a lo largo del año, son eventos que, en algunos casos, no en todos, buscan lo masivo. Es más, este tipo de presentaciones son denominados eventos “estrella”, a los que los que se destinan grandes esfuerzos humanos, económicos y comunicacionales en pos de su éxito. Esto se puede constatar en los programas donde presentaciones como los de Pablo Milanes, de Miriam Hernández, de los Enanitos Verdes, son promovidos a través de canales de televisión, estaciones de radio, afiches, volantes y pasacalles, en la perspectiva de convocar a una gran cantidad de público, es decir a un público “masivo”, para que colme con su presencia, ya sea el estadio o el teatro al aire libre.

Por tanto, creemos es que en realidad lo que se hace es rechazar cierto tipo de eventos masivos. Según esto habría espectáculos masivos, que por su propia naturaleza serían dignos de ser mostrados y por tanto de ser promovidos y otros que no merecerían tal consideración. Para decirlo dicotómicamente: habrían espectáculos masivos buenos y espectáculos masivos malos.

¿Pero cual es el criterio que realiza el sesgo? ¿Con qué rasero estético se mide la diferencia? ¿Cuál es el código de belleza que sanciona como feo cierto espectáculo y como bonito otro?: Pues la respuesta es sencilla cuando lo masivo no está ligado a lo popular folklórico lo masivo es bueno y por tanto digno de ser promovido, en cambio cuando lo masivo está ligado a lo popular el espectáculo es malo y por tanto no es promovible. Situación que se oculta con el criterio de la búsqueda de calidad en los eventos a ser presentados. Esto es lo que dijo un exdirector del FIC:

pero también hay otro criterio, hay un criterio de tratar de cualificar algunas cosas, o sea dentro la música chicha o dentro la música folclor o clásica hay categorías y niveles, hay una buena música folclórica y hay un buen reconocimiento de muchas personas y hay otro nivel que es un poco mas bajo, entonces la política era tratar de escoger de los mejores no? Para que el festival tenga precisamente esa identidad, ofrecer una oferta de calidad (entrevista a gestor cultural).

Pero cuales son esos criterios de calidad?, ¿Cuál es el criterio que sesga y divide? Para dar una respuesta a ello, proponemos mirar no tanto las presencias, sino las ausencias, no tanto lo que se acepta sino lo que se rechaza.

¿Que es lo masivo que se rechaza? Pues básicamente la estética masivo popular que hoy por hoy son consumidas en grandes sectores de la población sucrense, y que tiene en la música su núcleo central con ritmos como las zapateadas, las charanguedas, la cumbia villera y la cumbia chicha, que nunca aparecen en ningún programa cultural a nivel oficial Como veremos más adelante, si bien en torno a este tipo de música se han creado estaciones de radio, programas de televisión, lugares de disfrute colectivo y son consumidas por grandes cantidades de personas, llama la atención que permanezcan invisibles a los ojos de los gestionadores culturales. Es como si esas manifestaciones culturales no fueran parte de Sucre.

Es por ello que cuando preguntamos a los gestores culturales, respecto a la relación o articulación que habría entre la identidad cultural sucrense y los ritmos musicales como las charangueadas, la cumbia chicha la respuesta de algunos es que las mismas no son parte de la identidad cultural sucrense ya que “en términos reales, casi académicos si uno hace un análisis de la identidad cultural local, eso no es parte de la identidad cultural local deviene de esa cultura que yo trato de analizar, pero evidentemente no forma parte (entrevista a gestor cultural), lo que justificaría su ausencia de promoción.

Sin embargo, si bien se niega la estética popular ligada a lo masivo, por otro lado se valora la estética la popular pero ligada a lo folklórico. En esta medida, en lo que respecta a la música, se debe promover la cueca y el bailecito que se los considera ritmos muy propios de la cultura sucrense. En los que respecta a lo nativo se debe rescatar la cultura Jalqua y Yampara con sus productos textiles y, en general, toda aquella estética que represente las raíces de la identidad sucrense. Estos aspectos son a tal punto importantes que son planteados como uno de los objetivos centrales de la gestión cultural de las entidades estatales. Como dice una de las gestionadoras culturales,

“tenemos música nacional, tenemos la cueca, tenemos el bailecito, tenemos gente que otrora, es decir nuestros abuelos lo han puesto en práctica y que poco a poco se ha ido perdiendo precisamente por el tema de la invasión cultural de otros países a través de la televisión, entonces queremos que, a esa influencia tan fuerte de la televisión, sea la influencia nuestra la que vaya a contrarrestar. Como Gobierno Municipal y como Oficialía Mayor de Desarrollo Humano y Cultura y Dirección de Cultura, estamos en ese propósito y lo vamos a lograr, poniendo en práctica una serie de actividades que precisamente revaloricen [lo que] que practicaban nuestros abuelos, podamos reavivar, renacer, reproducir y que nuestros jóvenes sean parte de eso a través de concursos, a través de una serie de eventos (entrevista a gestionadora cultural).

por tanto, a través de la politica cultural, se pretende no solo brindar un tipo de actividad cultural, si no de hacer que a través de ella la gente se eduque y revalorice la cultura nacional.

Por ello, no es extraño que la actual estética popular sea mirada siempre son ribetes negativos, asociándola con procesos de alienación, de consumo de alcohol, cuando no con el pandillaje y la delincuencia. Por ello, si bien se sostiene que toda cultura debe recibir influencias, para uno de nuestros entrevistados las hay las benévolas como la Entrada de la Virgen de Guadalupe y las dañinas como son los

“reguetones que ha dado por influir fuertemente en las poblaciones emigrantes del campo hacia la ciudad que se van conformando alrededor del centro patrimonial de la ciudad donde hay jóvenes que uno pudiera confundirlos fácilmente con los que viven en los sectores urbanos de las ciudades estadounidenses” (entrevista a gestor cultural).

lo que hace que implícitamente se relacione a los reguetones con las pandillas estadounidenses.

En otros casos, esta asociación de la música masiva popular se da con el consumo de bebidas alcohólicas ya que la cumbia villera chicha tiene un

detalle medio especial, porque hemos visto que en el transcurso de estos últimos años, esta música, ha tenido ciertas inclinaciones negativas, el problema es que la gente joven es muy vulnerable y el lío es que por ahí se dejan llevar por el tema alcoholismo, por el tema tabaquismo y con música como que… no precisamente con esta no? Pero bueno todo lo que venga de afuera generalmente ha logrado una influencia negativa. Pero la Alcaldía nunca auspiciaría este tipo de eventos, bueno no vamos a decir que nunca lo vamos a hacer, pero no está dentro de sus preferencias un festival de cumbia (entrevista a gestor cultural).

Como es natural, al existir este tipo de negativas asociaciones, no es posible pensar en que las entidades culturales oficiales vayan a promover este tipo de música ya que, según esta concepción, al hacerlo también se promueve la deformación moral de los que la escuchan.

Este rechazo, coincidentemente, lo es también a lo marginal, a lo pobre, a lo migrante, a lo indígena. Es el rechazo a quienes hoy conforman la urbe de los barrios marginales de Sucre ya que son ellos el público al que se dirige este tipo de manifestaciones culturales.

Podemos decir que el discurso cultural oficial, a través de discurso de la búsqueda de calidad rechaza lo masivo popular. Como hemos demostrado, el rechazo de lo masivo se da cuando la misma proviene de la cultura popular folklórica y es aceptada cuando lo masivo está ligado a la cultura occidental que circula por las grandes redes de medios de comunicación.

Por otro lado, la música popular es aceptada y promovida cuando la misma conserva sus características autóctonas, es decir cuando la misma no está supuestamente “contaminada” por la cultura occidental. Por tanto estos espectáculos son presentados como un esfuerzo por rescatar la cultura originaria, la cultura con identidad nacional, la misma que merced a los medios de comunicación estaría siendo olvidada o distorsionada por la gente de Sucre.

Es importante aclarar que este rechazo no es explícito, justamente el discurso que hemos descrito sirve para esconder la discriminación y para hacerla legítima tanto a los ojos de la gente como a la de los mismos gestores culturales; para hacer comprender que si bien la oferta cultural no llega a todos los estratos de la ciudad, no se debe a si misma sino a factores que tienen relación con la gente. De esta manera, la falta de asistencia de público es explicada a partir de la ignorancia, falta de cultura o de educación del gusto estético de las personas y no a partir de las características propias de la oferta cultural.

4.- Las prácticas: la oferta cultural

Esta visión de lo que debe ser la oferta cultural deviene en un conjunto de prácticas que expresan el pensamiento de los gestores culturales. Para visualizar ello agrupamos los datos en tres indicadores a saber: a) los lugares dónde se realizan los eventos, b) los tipos de eventos que son presentados y c) los horarios que se prefieren para poner a consideración del público la oferta cultural. La referencia temporal para este análisis es el año 2005 y nuestra fuente de información es la Agenda Cultural que publica el periódico Correo del Sur.

4.1. Los lugares donde se realizan los eventos

Los datos de los lugares donde se realizan los eventos nos dicen que el 54% de los eventos culturales presentados a lo largo del año 2008 fueron en los siguientes lugares: Teatro Gran Mariscal, Casa de la Libertad, Casa municipal de la Cultura, Archivo y Bibliotecas Nacionales de Bolivia, Teatro 3 de febrero, Alianza Francesa y el Instituto Cultural Boliviano Alemán. El restante porcentaje en lugares como la Casa Capellánica, La Pizzería Cozzolisi, etc. Si sumamos los otros lugares donde se realizan los eventos culturales, podemos decir que el 99% de los mismos se realizan en el centro de la ciudad o en la llamada zona patrimonial de la ciudad.

Esto obviamente tiene sus consecuencias, ya que hay una facilidad de acceso, diferenciado según donde se viva en la ciudad. Para un habitante de la zona del Mercado Campesino o del Barrio Japón o de lajastambo, es muy difícil el asistir a un evento que se realiza muy lejos de donde vive, situación que, por supuesto, no ocurre con una persona cuya residencia está en centro de la ciudad. Por tanto el consumo cultural de los habitantes de las zonas periurbanas, tiene entre sus determinantes no solo su gusto o no por la oferta, la poca o mucha información que tenga cultural que da la ciudad sino en la condensación de los eventos en el centro de la ciudad.

Sin embargo de que hay una notoria falta de equidad en la difusión cultural, esto está justificado por el hecho de que la oferta cultural al estar diseñada para contribuir al desarrollo del turismo, es decir hecha para el turista, debe tener como privilegiados lugares de exhibición o de presentación a todos los edificios patrimoniales de la ciudad o por lo menos a los que se encuentran en su entorno, para que de esta manera el turista al margen de disfrutar de un espectáculo de calidad pueda también conocer la arquitectura colonial y republicana de la ciudad. De esta manera el discurso cultural-turístico se convierte en la práctica en un mecanismo de discriminación de gruesos sectores de la población sucrense.

4.2.Tipos de eventos presentados

Otro elemento expresivos de la mentalidad de los gestores culturales son el tipo de eventos que se realizan en la ciudad de Sucre. Las actividades como las exposiciones, los conciertos, el cine, el teatro y las conferencias copan el 62% de todas las que se presentan en Sucre. Solo a partir de estos datos nos podemos dar cuenta que una gran mayoría son eventos catalogados como de alta cultura, es decir ese tipo de actividades que precisan de cierta formación para entender su disfrute.

Si utilizamos como parámetro la música que se presenta a lo largo del año y la agrupamos por el tipo de música que se presenta, tenemos que más del 30% de las presentaciones corresponden a la categoría de música docta, es decir a aquella música que precisa de cierta formación estética y cultural. Audiciones como la Misa Barroca; el Concierto de canto lírico que se presentó en la casa de libertad; el Concierto de misa de Gallo de la Orquesta de Cámara de Sucre; el Concierto de Piano y flauta de Eliozabet Schwimmer en la Casa de la Libertad.

En segundo lugar se encuentra la música Folklórica y si bien un 25% del total se encuentra registrada dentro de este género, esto no nos debe llevar a la conclusión de que es con esa oferta que se satisface la demanda cultural popular. Más al contrario, como ya mencionamos, el criterio de hacer promovible un espectáculo popular es que el mismo esté encuadrado dentro de lo que se denomina el folklor nacional y que no tenga los rasgos de la cultura popular que hoy se cultiva en los estratos pobres y marginales de la sociedad. Un repaso a los tipos de conjunto folklóricos que se presentan nos señala que esto se cumple a cabalidad ya que a lo largo del año 2008 se presentaron eventos como la Noche de Maestros del Charango realizado el domingo 4 de septiembre; el concierto del grupo Aquí Bolivia de Sucre, Arpegio, Kachay y Kolping de Potosí el domingo 15 de mayo; el concierto de Willy Claure realizado el Sábado 14 de mayo; la Noche Folklórica Nacional como homenaje a los Masis en los que estuvieron Amaru, Jacha Mallku, Yara, los Masis, Horizontes, Aquí Bolivia. Canto Sur Huascar Aparicio e Isabella.

4.3. Días y horarios en que se presentan los eventos culturales

Por último, debemos llamar la atención respecto a los horarios en los que se realizan los eventos. Esto es muy importante para visibilizar el criterio de los gestores culturales en Sucre ya que el consumo cultural al estar relacionado con el uso del tiempo libre, hace que los eventos, en este caso musicales, tengan que ser pensados para ofrecerlos de acuerdo al horario de descanso que se supone tiene el público meta. En un seguimiento de los horarios de las presentaciones podemos señalar que gran parte de las presentaciones se las realiza a partir de las 18:30 de la noche y en los días viernes y sábado

También podemos ver que las presentaciones culturales en general tienen una marcada preferencia por los días sábado, jueves y viernes y no por el día domingo. De esta manera los horarios son pensados para personas que tienen su tiempo libre a partir de las 18:00, que es a la hora que se sale de las oficinas y tienen el fin de semana libre, en especial el día viernes.

Sin embargo, ello tiene sus efectos en la posibilidad de asistencia a los eventos de un grueso sector de la población ya que una mirada más precisa al tiempo libre de los sectores populares, es decir de obreros, comerciantes, cuenta propias, empleadas domésticas y otros, nos indica que ellos tienen como día libre el domingo, aproximadamente a partir de las 16:00 de la tarde.

5. Conclusiones

El trabajo pone en cuestión una serie de elementos que tienen que ver con la disociación que actualmente existe entre la oferta y la demanda cultural en Sucre, la misma que se expresa en la falta de asistencia del público a los eventos programados a lo largo del año y cuya explicación más recurrente y común es la falta de educación, de preparación, de gusto estético y de información de la gente.

Un poco a contracorriente de esta explicación, nosotros sostenemos que ello se debe a que la oferta cultural no responde a las características que tiene hoy el consumo cultural que se va creando en los sectores pobres, medios y marginales de la ciudad, que optan por recluirse en sus propios circuitos culturales. Disociación que va más allá del mero contenido de la oferta, llegando a tocar los lugares y los horarios donde se realizan los eventos. Dicho de otra manera la oferta cultura oficial está pensada, diseñada y proyectada para un segmento de clase alta de la población de Sucre, que la hace discriminatoria y elitista.

Sin embargo la oferta cultural nunca se la presenta de esta manera. De hecho siempre es promovida como si la misma fuera diseñada para toda la población de Sucre a la que no le quedaría más que conocer el programa y asistir. Por ello, para que esta percepción se haga legítima es decir creíble, hay una serie de dispositivos discursivos a los que se recurre y que los hemos agrupado en dos que están centrados en el turismo y en la calidad de los eventos.

Por una parte el discurso de la vocación turística de Sucre, permite armar una oferta cultural donde se privilegian los eventos de naturaleza “culta” y para su exhibición o presentación los lugares del centro patrimonial de la ciudad lo que supuestamente contribuiría a agradar a los visitantes externos. De esta manera se hace legítimo que la oferta cultural no llegue a los habitantes de los bordes de la ciudad y que su contenido no esté acorde a su consumo cultural.

Por otro lado el discurso de calidad de los eventos y de rechazo de lo masivo, permite establecer una frontera entre lo que sería la verdadera cultura y la que no lo es. De esta manera se acepta como digno de ser mostrado y promovido todo el folclor chuquisaqueño y boliviano que supuestamente estaría en estado de pureza y se rechaza la música popular por estar alienada por la influencia externa. Este discurso hace legítimo el hecho de que la oferta cultural esté diseñada para personas de clase media y alta que gusten de espectáculos o exhibiciones de naturaleza culta o que cuando los espectáculos son masivos y mas populares estos pertenezcan a su ámbito de percepción y preferencia estética.

Bibliografía

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1999 Crítica de la modernidad, México D.F. : Fondo de Cultura Económica

Hemerografía

Periódico Correo del Sur



[1] El discurso, remite a la idea de que la vida social está mediada por el lenguaje y organizada por una diversidad de discursos que se intersectan llegando a constituir un pluriverso. Es decir que los discursos, sean éstos filosóficos, jurídicos, morales o políticos, llegan a formar una red interdiscursiva que nos constituyen como sujetos en la sociedad, cf. Foucault, 1980 y Tapia 1998

[2] Para un análisis histórico de la concepción de lo popular cf. Renarto Ortiz, Notas históricas sobre el concepto de cultura popular, www.infoamérica.org/documentos_pdf/ortiz03.pdf. En el texto se sostiene, entre otras cosas, cómo la visión los estudios agrupados bajo en nombre de “Folklor studies” ayudaron en la construcción de los estados nación europeos y las razones por las cuales el folklor, por su carácter fragmentado y carente de metodología clara, no puede ser considerado ciencia.

[3] Se conoce con este nombre al movimiento de renovación del materialismo histórico que tuvo origen en el Instituto de Investigación Social que dirigió Max Horkheimer y que consideraban que con el advenimiento del capitalismo había llegado la debacle y la degeneración irreversible del arte y la cultura humanistas, señalando que lo que surgía era un mecanismo de control y de idiotización de los consumidores” (Torrico 1999: 7, 12), también ver Touraine 1999: 151-164)

[4] En realidad esta búsqueda de lo internacional tiene su génesis al final de la década de los ochenta cuando la onda patrimonialista invade varias ciudades de Bolivia.

[5] Es sumamente interesante detenernos un poco en la conformación del directorio de esta fundación ya que en ella están representadas una gran parte de instituciones tanto estatales como privadas que promueven cultura a nivel oficial como ser la Alcaldía Municipal, la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca, la Prefectura del Departamento, la Asociación de Entidades Culturales Privada de Sucre, la Federación de Empresarios Privados de Chuquisaca, el Sindicato de la Prensa y los Artistas y Productores de Arte. Como es obvio, en esta institución no están representados aquellas instituciones relacionadas con la cultura popular.

jueves, 27 de agosto de 2009

Discurso de presentación del libro sobre Narrativas y Políticas de la identidad en los valles de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija.



Autores: Walter Sánchez, Alejandra Ramírez, Gretel Lambertín, Franz Flores, Carlos Vacaflores y Pilar Lizárraga

En principio quiero agradecer la amabilidad de Anita Lema en hacer posible la presentación de este libro y, por supuesto, a la Fundación UNIR, representada por Virginia Kolle, que fue la institución que auspició la investigación y la publicación de sus resultados.

Este libro, titulado “Narrativas y Políticas de la identidad en los valles de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija”, es producto de una reflexión no solo interdisciplinaria sino interregional ya que en el mismo trabajaron investigadores de Cochabamba y de Tarija, además, de Gretel Lambertin y mi persona que nos tocó estudiar los valles de Chuquisaca. Por tanto no solo fue un diálogo entre profesionales de distintas disciplinas, sino también un diálogo entre distintas sensibilidades regionales, lo que creo es una riqueza del libro.

El libro tiene dos partes claramente distinguibles: el primero es un estado del arte sobre la temática de la identidad y de la interculturalidad, trabajo que ha supuesto dedicarle una buena porción de tiempo a la lectura y revisión de libros que tenían que ver directa o indirectamente sobre las identidades étnicas, las identidades de elites, generacionales, de género y las identidades territoriales. Por tanto, el lector encontrará en el texto la presentación y análisis de una serie de libros que esperan servir de guía para futuras investigaciones. La idea es lograr saber cuánto ha avanzado la investigación en el tema de identidades y, en este sentido, el libro sugiere temas que pueden ser objeto de futuras investigaciones.

¿Que es lo que no sabemos? Pues creo que muchas cosas pero, de manera general, podríamos decir que el tema de las identidades han merecido estudios sobre todo micro, hay reflexiones sobre determinadas provincias o determinados grupos étnicos pero no hay una reflexión sobre lo que es la identidad chuquisaqueña o lo que es la identidad Sucrense. Pero no solo ello, también el estudio constata, que las investigaciones sobre Sucre son escasas: si bien podemos decir que existen interesantes contribuciones sobre la colonia, no se puede decir lo mismo para la época contemporánea, hacen falta investigadores e investigaciones. El actual evento de la RAE es un buen punto de partida para llenar esos vacíos de conocimiento

Desde otro punto de vista, hace falta realizar estudios sobre las múltiples identidades urbanas y expresiones culturales que se van configurando en nuestra ciudad. Si tomamos en cuenta la migración que se da del campo a la ciudad, por supuesto que en los bordes de la ciudad se están dando una serie de manifestaciones culturales que, en algún caso, rompen con la identidad que la vemos y la recreamos desde una visión céntrica y turística de Sucre. Sucre es la ciudad de la cueca y del bailecito, o es también de la de cumbia chicha y de las zapateadas?. Sucre es lo que muestran los folletitos del Sucre turístico o también es el mercado campesino, Lajastambo o el distrito 8?. Hay culturas que se muestran y culturas que se invisibilizan; hay un Sucre culto y también un Sucre oculto.

Las identidades se van construyendo, son fluidas y cambiantes, eso se sabe, lo que no se sabe es si en Chuquisaca, estamos construyendo una identidad cerrada en si misma o abierta al diálogo intercultural. Si partimos del hecho de que toda identidad siempre se construye en relación con el otro, es decir que expresa unas relaciones de poder, podemos decir que las identidades no son apolíticamente neutras, expresan visiones que a la vez se transforman en actitudes hacia el otro. Si es una identidad cerrada, se verá a los otros siempre con desconfianza sino es que con una actitud abiertamente hostil, si se trata de una identidad abierta, tratará de respetar esa diferencia y tratará de comprender y aprender del otro. Algo de la visión cerrada y algo de la abierta se puede constatar que existe en el chuquisaqueño.

El estudio también constata la dificultad de entender las identidades en Bolivia apelando al discurso del mestizaje. Ya que si bien es innegable que toda cultura, no solo la boliviana, son la suma de varios cruzamientos biológicos y culturales; el decir “mestizo” remite a la idea no de una nueva identidad sino a la idea de que no hay mayores diferencia identitarias entre los bolivianos. Aparentemente lo que pasa hoy es que el mestizaje se ha convertido en un discurso que está a contrapelo de lo que hoy se da casi en todo el mundo y que es la aparición y recreación de múltiples identidades. A pesar de lo que creía la modernidad y la globalización que pronosticaba una sola identidad global, como dice Michel Wieviorka, debemos entender a la modernidad no como la sociedad donde las identidades se diluyen sino aquellas donde las identidades más bien se reproducen y recrean.

La situación descrita en el libro implica para Chuquisaca el desafío de un mayor diálogo entre el campo y la ciudad, dialogo que hoy está lamentablemente roto y un mayor diálogo entre el centro de la ciudad y sus periferia de migrantes. Esto no es tarea fácil, ya que supone un cambio de mentalidad anclada en el pasado, hacia una mentalidad más abierta a la pluralidad.

martes, 11 de agosto de 2009

¿El racismo: retórica del discurso político?


El otro día pasaba por el atrio de la Universidad y me llamó la atención un bloqueo sumado a los gritos de estudiantes que no se qué pedido tenían. No era una habitual demanda estudiantil, es decir estudiantes contra autoridades. Aparentemente, también, en medio, había una lucha entre los propios estudiantes, mismos que, agrupados se gritaban e insultaban mutuamente. Pero eso no era lo desagradable, sino que, entre ambos bandos, de pronto, se empezaron a lanzar insultos racistas. Un grupo llamaba potosinos a los otros y los otros, en respuesta, les espetaban que eran unos llameros, en clara alusión a la indianidad de los otros.

Si este tipo de actitudes fueran hechos aislados que surgen de vez en cuando, pase, pero, lamentablemente no es así, gran parte de los gritos de protesta que se profieren hoy, tienen ese contenido claramente racista. Como aquellas frase que dice: “antes eran botas y ahora son ponchos y ojotas” o el otro que dice “el que no salta es llama”.

Lo grave de esto es que cuando el insulto racista se hace habitual, cuando se naturaliza el denigrar al otro con apelativos que tienen que ver con la condición étnica de una persona, o peor aún, cuando el insulto racista se hace parte de la lucha política, las ideas políticas se convierten en meros slogans y cliches que se repiten infinita y acríticamente, lo que a la larga es un terreno propicio para los autoritarismos.

Por supuesto que esto pasa en varias partes del país. En distintos escenarios y con distintos actores hay insultos racistas, sin embargo, es bueno recordar lo peligroso que es para la convivencia pacífica de la sociedad, el hacer de las expresiones racistas un recurso retórico del discurso político.

jueves, 9 de abril de 2009


JOSÉ LUIS ROCA, POLÉMICO HISTORIÓGRAFO

José Luis Roca era un pensador que escribía mucho y sobre varios aspectos. Pero quizá lo que más se recuerde de él como intelectual , sea el haber colocado en el centro del análisis histórico y social de Bolivia al regionalismo.  Roca, en franca oposición al marxismo en boga de los años setenta, escribió que la historia de Bolivia no era la historia de la lucha de clases sino la lucha de regiones, la misma que tenía dos manifestaciones a saber: la lucha entre regiones para el logro de hegemonía y la lucha entre una región y el poder central.

Polémico, sostuvo posiciones que no eran las comunes en el campo académico.  En uno de sus últimos libros titulado: 1809: La revolución de la Audiencia de Charcas en Chuquisaca y en La Paz, rebatió las posturas de connotados historiadores como Guillermo Francovich, Estanislao Just y Javier Mendoza, en aspectos relativos al inicio de la lucha por la independencia y sus personajes. 

Respecto de Javier Mendoza y su libro La Mesa Coja dijo era un análisis patriotero y regionalista que no tomaba en cuenta los fenómenos de larga duración y la necesaria contextualización con los sucesos de otros países. Reprochó que Mendoza no aclarara que la proclama de la Junta Tuitiva (tema central del libro La mesa coja de Mendoza) era verdadera, pero que eran  falsas las firmas: “El problema a mi juicio, delicado que ha surgido con este libro, es que su autor no aclara, como debió hacerlo en la introducción, que lo apócrifo (falso) no es la proclama que está en la plaza paceña  (pues existió en cinco versiones con variantes de distinto grado, y que figuran  en la Mesa Coja) sino las firmas  que ahora aparecen al pie de ella” escribió Roca en su libro.

Respecto del diálogo entre Atawuallpa y Fernando VII en los Campos Elíseos, (texto importantísimo para conocer la ideología política de la revolución independentista) Roca, contrariamente a la opinión de Francovich, Arnade y Just sostiene que fue el Cura paceño Medina y no Monteagudo quien los redactó. El argumento de Roca es que  “la semejanza o el contenido casi idéntico, la unidad de estilo de todos los papeles subversivos (Diálogo, proclama, Apología, Oficios de la Junta Tuitiva (…) permiten suponer válidamente que salieron de la misma pluma (…). Esa pluma era la de José Antonio Medina quien estaba rodeado de un distinguido grupo de doctores paceños graduados en la Universidad de Charcas”

Como  ningún otro estudiosos de la lucha por la independencia postuló, con énfasis, que se debe entender a la revolución del 25 de mayo y del 16 de julio en un contexto en el que se promueven movimientos juntistas en España que son una respuesta a la invasión francesa; a la rebelión frustrada en 1805 en Cuzco y la subversión en Montevideo que, dicho sea de paso, es invocada por los revolucionarios platenses y paceños.

Este gran historiador y boliviano, murió el pasado 7 de abril. Sirvan estas palabras para señalar que su contribución a la historia y cultura boliviana son inmensas como inmensa es su pérdida.

 

 

domingo, 29 de marzo de 2009

LA CIUDAD DE SUCRE EN 1909

Hace cien años la ciudad de Sucre atravesaba la peor crisis de su historia: sus principales flujos económicos y comerciales habían sido rotos; su elite económica, otrora asentada en torno a los llamados “barones de la plata” fue sustituida por los no menos poderosos e influyentes mineros del estaño y, gobernaba Bolivia, el liberal, Ismael Montes, líder del Partido que se había enfrentado a los sucrenses en la Guerra Federal.

La conmemoración del centenario del 25 de mayo de 1809, no lucía muy prometedora, literalmente lo vientos soplaban en contra. Sin embargo se festejó y se homenajeó con dignidad y grandeza. La elite sucrense, con una lúcida visión encontró en los festejos del centenario la posibilidad de insuflar fe y esperanza a un pueblo que, a nueve años de la guerra federal, probablemente se sentía derrotado. Sabía que los hechos históricos y sus narraciones son letra muerta si no sirven para crear futuro o para inventarse uno. El 25 de mayo se ofrecía como una magnífica ocasión para recordar un glorioso pasado donde los sucrenses puedan reconocerse e identificarse. Así se hizo.

Se arbolaron parques, se refaccionaron obeliscos; se descubrieron las estatuas de Sucre y Monteagudo; se ejecutaron varios desfiles; se desarrollaron reuniones y encuentros; se presentaron exposiciones, certámenes literarios y musicales; se hicieron fiestas, bailes y partidos de fútbol y, en homenaje al 25 de mayo, se entregó la primera Normal de maestros, todo, en presencia del Presidente Ismael Montes, de su heredero político Guachalla y de José Manuel Pando, a quienes los imaginamos sorprendidos por tantas muestras de civismo y organización.

Llama la atención de estos festejos dos cosas: la adhesión de los estratos populares y, la ausencia, o mejor, prescindencia del Estado. Si bien Sucre en 1909 es una sociedad estamentaria, donde se mantienen las odiosas diferencias entre castas, que hacen que los indios y mestizos no participen de las definiciones políticas, los festejos del centenario antes de separarlos los incluye, antes de impedir su participación los invita. De este modo, los festejos se hacen verdaderamente numerosos y apoteósicos, dignos de un hecho histórico como el 25 de mayo de 1809 que, dicho sea de paso, hubiera sido imposible sin la participación de la llamada plebe. Así, junto a la elite, junto a los Arce, Abecia, Argandoña, Paravicini, Lambertin y Sainz, participan los albañiles, hojalateros, músicos, guitarreros, aurigas, matarifes, cigarreros, sastres; sociedad de socorros mutuos, escuelas fiscales, particulares, municipales y orfanatorios, en un homenaje a la ciudad muy pocas veces visto.

Por otro lado, sin lágrimas y sin rencores, toda esta organización responde al interés y determinación de un grupo de personas que prescinden casi en todo de la colaboración del Estado. Llevan a cabo la conmemoración del Centenario con los aportes de su propio dinero y de la población que, entusiasta, se adhiere a los festejos. Prueba de ello son los monumentos de Sucre y Montegudo cuya comisión, a la cabeza de Urriolagoitia y Sainz, trabajó desde 1907 con este propósito. Ni qué decir de otras, como la refacción de la Basílica Metropolitana, donde se gastó más de 100.000 bolivianos, mitad de los cuales corresponde a los donativos de la feligresía sucrense.

Las comparaciones, en este caso, son inútiles. Nadie, razonablemente puede pensar que el mayo de 1909, fue igual o peor que el de 2009: son otras las situaciones y otros los contextos. Sin embargo, si algo distingue a los hombres y mujeres que organizaron los festejos del centenario en 1909 es que ellos conocían de historia y tenían un concepto nada frívolo de su responsabilidad.