Es muy común pensar que la única forma de referirnos a la soberanía del estado es en relación a la categoría pueblo. Sin embargo esto no es así en otros países. Al respecto Theda Skopol señala:
"los europeos continentales piensan que la “soberanía” reside en las instituciones administrativas centralizadas, los británicos se centran en los partidos políticos, en el parlamento y los ciudadanos estadounidenses se niegan a calificar de soberano a ningún órgano concreto, atribuyendo la soberanía al Derecho y a la Constitución".
En Bolivia nuestra cultura política nos impide pensar que la soberanía o parte de ella reside en las instituciones políticas, por eso esperamos muy poco de ellas, las miramos con desconfianza sino animadversión. Preferimos pensar que la soberanía reside en nosotros, en el pueblo, en ese colectivo que cada cierto tiempo va a votar o que lucha en las calles. Pero como el pueblo no puede estar en todos los momentos haciendo uso de su soberanía, necesita de un líder que le señale el rumbo, un caudillo que interprete las verdaderas necesidades del pueblo.
Que en Bolivia de vez en cuando aparezcan líderes que quieran estar en el poder indefinidamente, no solo tiene que ver con la política, sino también con la forma como imaginamos el estado y sus instituciones.
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