jueves, 17 de mayo de 2012

REGIONALISMO E IDENTIDAD



ALGUNAS CLAVES HISTÓRICAS PARA ENTENDER LA IDENTIDAD SUCRENSE

Franz Flores Castro[1]
Introducción
Se suele decir que las identidades se construyen en relación al otro para establecer tanto diferencias o similitudes reales y otros imaginadas que son base para la acción social y política. Al ser una construcción, no están dadas de una vez y para siempre, sino que son producto de un largo proceso histórico, muchas veces olvidado, pero que se va resignificando en los actores sociales y en sus devenires.
A continuación presentamos algunos elementos históricos que pueden servir de punto de partida para acercarnos a la identidad colectiva sucrense. Para ello, hacemos un recorrido por la forma como se ha ido manifestado el regionalismo en Sucre desde 1825.
La disputa intelectual por la primogenitura del grito libertario
Para José Luis Roca, una de las formas de expresión del regionalismo es la pugna “por regiones rivales por constituirse en hegemónica” (Roca, 2005: 27); por lo tanto es una disputa política por la búsqueda del dominio del sentido y acción estatales a favor de una determinada región y que está determinada por la capacidad económica de sus clases dominantes. Así, los años del dominio conservador (1884-1900) coinciden con la primacía de la región sureña de Chuquisaca, la de los llamados Patriarcas de la Plata  y la del dominio liberal (1900-1920) con la hegemonía del norteño departamento de La Paz.
Desde inicios de la república en 1825, Sucre es una ciudad que constituye su identidad en pugna con La Paz, con quien disputa la capitalía y en base a la cual diseña algunos rasgos de su identidad.
Esta lucha por ser la capital de la república tiene que ver con el lugar y la fecha donde se dio el primer grito libertario: los chuquisaqueños defienden que fue el 25 de mayo de 1809 y los paceños el 16 de julio del mismo año. A pesar de que, como resulta obvio, la sucesión cronológica da la razón a Sucre, los paceños sostienen que lo de Mayo no fue una revolución, sino una simple revuelta que nunca pidió libertad por que defendió a Fernando VII, preso de la tropas de Bonaparte; los sucrense replicarán que esa defensa era sólo un hábil estratagema diseñado por los llamados “doctores de Charcas” para esconder los fines de la revolución. Se trataba de una discusión fundamentalmente académica que, como nunca en nuestro país, estuvo ligada a la discusión y disputa política.
En esa medida, durante todo el siglo XIX, la intelectualidad chuquisaqueña discutió defendió y argumentó la llamada primogenitura de la revolución del 25 de mayo de 1809 en la ciudad de La Plata, frente a la del 16 de julio del mismo año en La Paz. No era una cuestión menor ya que dependiendo de los resultados de esta discusión, la región demostrara la primogenitura, podía justificar ser la capital de la república.
La Sociedad Geográfica y de Historia Sucre, fundada en 1886, fue parte activa de este debate, ofreciendo para ello estudios historiográficos y documentos inéditos que eran publicados en su Boletín. En esta sociedad estaban reunidos los más reconocidos intelectuales sucrenses de la época como Nicanor Mallo, Aniceto Solares, Agustín Iturricha y Valentín Abecia, cuyos pensamientos y posiciones ejercieron una notable influencia en la construcción de la identidad sucrense, ya que aunque los intelectuales en Bolivia “no fueron sino un puñado de personas en medio de una sociedad casi analfabeta y mayoritariamente campesina, su peso se dejó sentir en la opinión” (Romero, 2007: 17).
La Guerra Federal de 1899 y los festejos del Centenario del 25 de mayo de 1899
Este es el ambiente social y cultural presente al momento de estallar la Guerra Federal. Este conflicto, si bien portó formalmente las banderas del federalismo, en los hechos contenía una estrategia política del Partido Liberal, sin posibilidades de llegar al poder desde 1884, para trasladar definitivamente la sede de gobierno de Bolivia a la ciudad de La Paz, golpeando a los conservadores sucrenses en el poder.
La Guerra Federal fue para los chuquisaqueños una derrota política que afectó fuertemente a las élites locales que, de pronto, se vieron frente al hecho de que ya no convenía insistir en el tema de la primogenitura del grito libertario. Tanto es así que uno de los uno de los historiadores chuquisaqueños que con más énfasis había participado en la discusión en torno a la “primogenitura”, como era Valentín Abecia Ayllón, llegó a señalar que:

Si como está probado hasta la evidencia, la idea de la emancipación americana vino incubando en los hombres más avanzados de Sur América que residían en las principales capitales del virreinato, no hay para qué discutir cuál de ellas tuvo la primacía en la revolución, porque este acto, lo hemos repetido varia veces (…) ha sido el brote de toda una colectividad (…) debió estallar él en los centros más civiles así como pudo haberse iniciado simultáneamente en diversas capitales. (en Álbum del Centenario, 1909: 136, resaltado nuestro).
Por tanto, las élites sobredimensionaron otro componente de su dispositivo identitario como el de ser la región, más propiamente la ciudad, donde se atesoraban las costumbres más distinguidas y se encontraba la nobleza más rancia, herencia de la cultura y sangre española.
Los festejos del centenario de la revolución del 25 de mayo 1809 fueron una oportunidad para demostrarlo. En un ambiente marcado por el dominio liberal y con la presencia del Presidente Montes, se organizaron los actos y fiestas de conmemoración de la revolución de 1809 que sirvieron para
… reafirmar su imagen de aristocracia culta y refinada que atesora la cultura española, una élite de gustos finos y delicados que no pueden encontrarse en otros puntos del país. Buscaban afanosamente reafirmar su dominio simbólico, recreando un pasado glorioso. El centenario del 25 de mayo de 1809 fue un motivo para recrear esta identidad (Flores, 2009: 335).
De esta manera las fiestas se realizan en el Club de la Unión, el lugar más aristocrático de la ciudad; los vestidos y trajes compiten en lujo y distinción y los discursos subrayan el hecho de si bien Sucre había iniciado la independencia de España, esa ruptura era solo política, más no de sangre ni cultura. Como decía el munícipe José Carrasco, en el banquete municipal:
… cuando la América se sintió fuerte para desligarse de la patria potestad, luchó por su independencia, y una vez obtenida, devuelve a España su cariño y su amor cual hijo que se independiza a pesar de los esfuerzos de la madre para detenerlo en su hogar. Por eso me parece oportuno recordar en esta ocasión a la patria de nuestros abuelos y cuya generosa sangre, corre por nuestras venas, transmitiéndonos su heroísmo, su valor y carácter caballeresco (Álbum en Flores, 2009: 245).
La elite local, sin una capital política de la cual enorgullecerse, se refugió en su pasado glorioso y noble para reinventar el imaginario local. Si bien nunca dejó de lado e postulado de que Sucre fue el lugar del primer grito libertario, la elite empezó a reinterpretar la historia exaltando los rasgos nobles y señoriales de su pasado colonial, para diferenciarse de otras regiones
A este rasgo se debe añadir el otro rasgo del regionalismo descrito por Roca que es la relación entre el Estado y las regiones. Para este imaginario, la situación de pobreza de Sucre se debe a que, desde el establecimiento de la capital en la ciudad de La Paz, la región ha sido sistemáticamente postergada sin un presupuesto que atendiera sus necesidades. Por tanto, a diferencia de otras regiones, el subdesarrollo chuquisaqueño tendría como referente un año concreto, 1899 y un culpable, la lógica centralista de los sucesivos gobiernos.



Sucre, mayo de 2012




[1] El autor es docente de la USFX y miembro de InvestigaSur

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