Fue un día de febrero, martes , a eso de las siete de la noche. A lo lejos, a unas cuadras de la plaza, ya se oían los infaltables petardos de las manifestaciones con las que ganan presencia y “contundencia” las protestas en nuestro país. Pues bien, como estoy cansado de los violentos y de la hipocresía y de las manipulaciones de los políticos, he decidido hace rato dejar de engrosar las marchas y tomo un taxi -Buenas tardes, a la urbanización Loyola por favor- Apenas me siento, la persona que acompaña al conductor, que parece ser la esposa, pregunta sobre la marcha, sobre lo que iría a pasar esa noche. Le contesto que lo que habrá es más violencia y confrontación y de lo poco que se hace para detenerla. En esas estaba cuando el taxi se detiene y recoge a una muchacha de unos 25 años, con facha de trabajadora de alguna institución pública que algo ha debido oír de mis palabras ya que, de pronto interviene en la breve charla exclamando que si es que la marcha termina en actos como la quema de la Prefectura, o de la casa del Prefecto, la ciudadanía sucrense debería apoyarlos, ya que tanto el prefecto como la Prefectura, no servían para nada. Le respondo que la Prefectura es un bien público que nada tiene que ver con el conflicto y que su destrucción solo afectará a los propios “chuquis”. A lo que ella responde que todo eso puede pagar el Evo, con la plata de los venezolanos y cubanos, que para eso están. Se baja, enojada, en una esquina y el taxi sigue su curso hacia mi casa. Luego la mujer del taxista, se da la vuelta y me lanza una pregunta inquisitorial: “usted es que aquí señor?” a lo que le respondo que no, que soy un potoco de cepa y que vivo por estos lares hace diez años. La mujer solo dice: “con razón”.
Así estamos por estos lados, con la gente enguerrillada, anegada en sus propias certezas y con ganas de herir, de hacer daño, de afectar de alguna manera al otro, identificado como opositor. La Plaza 25 de mayo, una de las más bellas de Bolivia, donde está la estatua del Mariscal Sucre y donde se lee la trillada frase que pide no destruir la obra de su creación, hoy es el lugar donde alguna vez se colocaron carteles con fotos de personas identificadas como traidoras a Chuquisaca y donde se llama a la confrontación en cada concentración de los cívicos sucrenses. Esa plaza tenía un pequeño detalle, que a otros les puede parecer mínimo, pero que en mi criterio “sacaba cara” por la ciudad autoproclamada libertaria y culta: en la esquina de las calles estudiantes y, justo a unos metros de la Casa de la Libertad, el artista Félix Arciénega colocaba unos interesantes collages y textos en una vitrina pequeña donde el viandante podía detenerse y apreciar los dibujos, muchos de ellos críticos y poco condescendientes con quienes detentaban el poder. Políticos, gobernantes, diputados, burócratas de la cultura, curas y hasta ciertas actitudes de la población eran blanco de los dibujos y frases de un artista que, rebelde como pocos, era una suerte de conciencia desdichada de la ciudad. La vitrina aguantó varios embates: escudados en la noche, hace algunos años, acólitos de algún politiquillo citadino, se encargaban de inflingirle algún daño y de amenazar de muerte a su autor. Pero el empecinamiento de Félix, hacía que apareciese nuevamente la vitrina de marras unos días después. Sin embargo, en los días del conflicto por la capitalía, a plena luz del día un grupo de personas que decían defender la Capitalía Plena, la destruyeron en nombre de la democracia y la vitrina y su autor nunca más aparecieron por Sucre. A cambio, en el mismo lugar, se colocaron afiches donde se leía la consigna de “Ni un paso atrás”
Es que el ya famoso conflicto por la capitalía ha cortado a cuchillo el decurso de la sociedad sucrense. Noviembre 2007 marca un antes y un después en la historia de esta ciudad. Si hace algunos años la tendencia política mayoritaria era de izquierda (recordemos que la ciudad era un bastión del MBL, hoy la sociedad se ha derechizado; si antes sus líderes veían con razonable distancia y prudencia el paquete autonómico cruceño, hoy lo aplaude e intenta imitarlo casi en todo. Si hace algún tiempo hablar de la media luna era sinónimo de radicalismo camba inapropiado para Chuquisaca, hoy es una ciudad que desea ser parte de ella. Si en el pasado era una ciudad que, pese a sus heraldos aristocráticos no tenía problemas con personas de otras ciudades, hoy hay un sentimiento antipaceño y antiaymara que se lee en las paredes y que se oye en las marchas.
Hoy el sucrense sabe que hay una línea que los separa de los que están con la región y los que están en contra de la región. Es una sociedad que no acepta matices, que se ha vuelto maniquea y donde el pensamiento único es el que prevalece. Es una sociedad cerrada que paradójicamente no mira hacia si misma sino hacia fuera o, mejor sería decir que mira al espejo que le ponen enfrente los de afuera. Disfruta con el título equívoco de capital de los departamentos autonómicos, o con el de ciudad donde se defiende la democracia y, en ese trajín, ha olvidado lo que ocurre en sus patios interiores: la ciudad no mira los problemas cotidianos, hace de la vista gorda a sus calles maltrechas y ondulantes, al desorden vehicular y comercial donde llegar de un lugar a otro en micro o auto es un acto de infinita paciencia y donde día tras día comercio informal va tomando la plaza principal, todo ello en desmedro de la imagen que vendió el municipio de ciudad turística.
Pero lo más grave aún es que la ciudad, en esta su cerrazón, ha colocado a las provincias de Chuquisaca como antagónicas: dos de los núcleos discursivos del movimiento cívico como ser el del retorno de los poderes y las autonomías son discursos pensados y emitidos básicamente desde la ciudad y que, no contienen una propuesta para el sector rural y que, por tanto no puede interpelarlos. Hoy los campesinos chuquisaqueños, deben ver con extrañeza, cómo en la ciudad de Sucre se conforman comisiones redactoras de estatutos autonómicos y se recogen firmas para un referéndum autonómico cuando el NO a las autonomías ganó en el departamento. Pero hay una cosa peor, en el imaginario sucrense se identifica al campesino chuquisaqueño con el MAS, lo que claramente justifica todo tipo de actos que dañen o impidan políticas publicas hacia ese sector. Nuestros admiradores del proyecto Camba, han olvidado que los liderazgos son de departamentales o no son tales, y que ningún liderazgo departamental se hace sin tomar en cuenta a los campesinos, peor aún en un departamento donde la mayoría de su población se dedica a algún tipo de actividad agropecuaria.
¿El resultado? Un departamento dividido entre el campo y la ciudad donde ambos se miran con recelo y desconfianza. Esto se patentiza en el proceso electoral por la silla prefectural actualmente en marcha: por una parte el Comité Interinstitucional propone a una candidata de pollera y campesina, Sabina Cuellar, una migrante del área rural Chuquisaqueña, para confutar el calificativo de movimiento racista y el logro de los imprescindibles votos de las áreas rurales afines al MAS. Por su parte, el Movimiento Al Socialismo, ofrece un candidato más “técnico” y urbano para la prefectura, Valda, en la intención de buscar los votos de la ciudad de Sucre, donde todo el proceso de la lucha por la capitalía ha desgastado de manera profunda al partido en función de gobierno. Por ello, y más allá de cualquier resultado que se diera, hoy más que nunca hay una clara y peligrosa división entre el campo y la ciudad que, en el futuro generarán serios problemas de gobernabililidad al prefecto que salga de las urnas. La pregunta es: ¿podrá un prefecto del MAS gobernar en la ciudad? O podrá la candidata de la Interinstitucional gobernar en el área rural chuquisaqueña?. Pero, probablemente no sea necesario que llegue el día de las elecciones, los resultados de esta división ya están a la vista: al actual prefecto le es muy difícil trabajar en la ciudad, donde constantemente los políticos locales y los medios de comunicación le reprochan su carácter ilegal lo que, por supuesto, entraba y hace más lenta la pesada burocracia prefectural que, paradójicamente, para su inacción e ineficiencia ha encontrado la explicación y la coartada perfecta: todo se debe a las acciones violentas y bloqueadoras de los cívicos de la interinstitucional.
Por su parte, los partidos políticos, incapaces de agregar y canalizar las demandas, no solo que han perdido toda capacidad de representación, sino que han perdido toda capacidad de liderazgo dejando que la política gire en torno al comité interinstitucional. Conscientes de que la crisis de los partidos tradicionales todavía no acaba, los políticos profesionales locales esconden la cabeza, a la espera de que el fracaso del gobierno del MAS termine por catapultarlos nuevamente como líderes, como quien dice “por descarte” y ellos puedan volver a disfrutar de las mieles del poder. Su estrategia, por el momento, es obedecer el mandato del movimiento cívico y tratar de mimetizarse lo más posible dentro de ella. Ahora actúan como asesores o consejeros de los líderes del movimiento cívico, nunca como cabezas visibles a la espera de que los que actualmente están sin partido y dirigen el movimiento cívico, luego se vayan al suyo. Ciertamente es una estrategia fácil: esperar y medrar de los errores del otro para luego construir política.
En suma, hoy vivimos, para bien o para mal, un nuevo tiempo político en Sucre. Hay un realineamiento político y regional que, por de pronto, favorece a los movimientos conservadores de derecha y a los líderes de los departamentos de la media luna. Habrá que esperar algún tiempo para saber si esto también favorece a la región.
Sucre, mayo de 2008
Así estamos por estos lados, con la gente enguerrillada, anegada en sus propias certezas y con ganas de herir, de hacer daño, de afectar de alguna manera al otro, identificado como opositor. La Plaza 25 de mayo, una de las más bellas de Bolivia, donde está la estatua del Mariscal Sucre y donde se lee la trillada frase que pide no destruir la obra de su creación, hoy es el lugar donde alguna vez se colocaron carteles con fotos de personas identificadas como traidoras a Chuquisaca y donde se llama a la confrontación en cada concentración de los cívicos sucrenses. Esa plaza tenía un pequeño detalle, que a otros les puede parecer mínimo, pero que en mi criterio “sacaba cara” por la ciudad autoproclamada libertaria y culta: en la esquina de las calles estudiantes y, justo a unos metros de la Casa de la Libertad, el artista Félix Arciénega colocaba unos interesantes collages y textos en una vitrina pequeña donde el viandante podía detenerse y apreciar los dibujos, muchos de ellos críticos y poco condescendientes con quienes detentaban el poder. Políticos, gobernantes, diputados, burócratas de la cultura, curas y hasta ciertas actitudes de la población eran blanco de los dibujos y frases de un artista que, rebelde como pocos, era una suerte de conciencia desdichada de la ciudad. La vitrina aguantó varios embates: escudados en la noche, hace algunos años, acólitos de algún politiquillo citadino, se encargaban de inflingirle algún daño y de amenazar de muerte a su autor. Pero el empecinamiento de Félix, hacía que apareciese nuevamente la vitrina de marras unos días después. Sin embargo, en los días del conflicto por la capitalía, a plena luz del día un grupo de personas que decían defender la Capitalía Plena, la destruyeron en nombre de la democracia y la vitrina y su autor nunca más aparecieron por Sucre. A cambio, en el mismo lugar, se colocaron afiches donde se leía la consigna de “Ni un paso atrás”
Es que el ya famoso conflicto por la capitalía ha cortado a cuchillo el decurso de la sociedad sucrense. Noviembre 2007 marca un antes y un después en la historia de esta ciudad. Si hace algunos años la tendencia política mayoritaria era de izquierda (recordemos que la ciudad era un bastión del MBL, hoy la sociedad se ha derechizado; si antes sus líderes veían con razonable distancia y prudencia el paquete autonómico cruceño, hoy lo aplaude e intenta imitarlo casi en todo. Si hace algún tiempo hablar de la media luna era sinónimo de radicalismo camba inapropiado para Chuquisaca, hoy es una ciudad que desea ser parte de ella. Si en el pasado era una ciudad que, pese a sus heraldos aristocráticos no tenía problemas con personas de otras ciudades, hoy hay un sentimiento antipaceño y antiaymara que se lee en las paredes y que se oye en las marchas.
Hoy el sucrense sabe que hay una línea que los separa de los que están con la región y los que están en contra de la región. Es una sociedad que no acepta matices, que se ha vuelto maniquea y donde el pensamiento único es el que prevalece. Es una sociedad cerrada que paradójicamente no mira hacia si misma sino hacia fuera o, mejor sería decir que mira al espejo que le ponen enfrente los de afuera. Disfruta con el título equívoco de capital de los departamentos autonómicos, o con el de ciudad donde se defiende la democracia y, en ese trajín, ha olvidado lo que ocurre en sus patios interiores: la ciudad no mira los problemas cotidianos, hace de la vista gorda a sus calles maltrechas y ondulantes, al desorden vehicular y comercial donde llegar de un lugar a otro en micro o auto es un acto de infinita paciencia y donde día tras día comercio informal va tomando la plaza principal, todo ello en desmedro de la imagen que vendió el municipio de ciudad turística.
Pero lo más grave aún es que la ciudad, en esta su cerrazón, ha colocado a las provincias de Chuquisaca como antagónicas: dos de los núcleos discursivos del movimiento cívico como ser el del retorno de los poderes y las autonomías son discursos pensados y emitidos básicamente desde la ciudad y que, no contienen una propuesta para el sector rural y que, por tanto no puede interpelarlos. Hoy los campesinos chuquisaqueños, deben ver con extrañeza, cómo en la ciudad de Sucre se conforman comisiones redactoras de estatutos autonómicos y se recogen firmas para un referéndum autonómico cuando el NO a las autonomías ganó en el departamento. Pero hay una cosa peor, en el imaginario sucrense se identifica al campesino chuquisaqueño con el MAS, lo que claramente justifica todo tipo de actos que dañen o impidan políticas publicas hacia ese sector. Nuestros admiradores del proyecto Camba, han olvidado que los liderazgos son de departamentales o no son tales, y que ningún liderazgo departamental se hace sin tomar en cuenta a los campesinos, peor aún en un departamento donde la mayoría de su población se dedica a algún tipo de actividad agropecuaria.
¿El resultado? Un departamento dividido entre el campo y la ciudad donde ambos se miran con recelo y desconfianza. Esto se patentiza en el proceso electoral por la silla prefectural actualmente en marcha: por una parte el Comité Interinstitucional propone a una candidata de pollera y campesina, Sabina Cuellar, una migrante del área rural Chuquisaqueña, para confutar el calificativo de movimiento racista y el logro de los imprescindibles votos de las áreas rurales afines al MAS. Por su parte, el Movimiento Al Socialismo, ofrece un candidato más “técnico” y urbano para la prefectura, Valda, en la intención de buscar los votos de la ciudad de Sucre, donde todo el proceso de la lucha por la capitalía ha desgastado de manera profunda al partido en función de gobierno. Por ello, y más allá de cualquier resultado que se diera, hoy más que nunca hay una clara y peligrosa división entre el campo y la ciudad que, en el futuro generarán serios problemas de gobernabililidad al prefecto que salga de las urnas. La pregunta es: ¿podrá un prefecto del MAS gobernar en la ciudad? O podrá la candidata de la Interinstitucional gobernar en el área rural chuquisaqueña?. Pero, probablemente no sea necesario que llegue el día de las elecciones, los resultados de esta división ya están a la vista: al actual prefecto le es muy difícil trabajar en la ciudad, donde constantemente los políticos locales y los medios de comunicación le reprochan su carácter ilegal lo que, por supuesto, entraba y hace más lenta la pesada burocracia prefectural que, paradójicamente, para su inacción e ineficiencia ha encontrado la explicación y la coartada perfecta: todo se debe a las acciones violentas y bloqueadoras de los cívicos de la interinstitucional.
Por su parte, los partidos políticos, incapaces de agregar y canalizar las demandas, no solo que han perdido toda capacidad de representación, sino que han perdido toda capacidad de liderazgo dejando que la política gire en torno al comité interinstitucional. Conscientes de que la crisis de los partidos tradicionales todavía no acaba, los políticos profesionales locales esconden la cabeza, a la espera de que el fracaso del gobierno del MAS termine por catapultarlos nuevamente como líderes, como quien dice “por descarte” y ellos puedan volver a disfrutar de las mieles del poder. Su estrategia, por el momento, es obedecer el mandato del movimiento cívico y tratar de mimetizarse lo más posible dentro de ella. Ahora actúan como asesores o consejeros de los líderes del movimiento cívico, nunca como cabezas visibles a la espera de que los que actualmente están sin partido y dirigen el movimiento cívico, luego se vayan al suyo. Ciertamente es una estrategia fácil: esperar y medrar de los errores del otro para luego construir política.
En suma, hoy vivimos, para bien o para mal, un nuevo tiempo político en Sucre. Hay un realineamiento político y regional que, por de pronto, favorece a los movimientos conservadores de derecha y a los líderes de los departamentos de la media luna. Habrá que esperar algún tiempo para saber si esto también favorece a la región.
Sucre, mayo de 2008
1 comentario:
Estimado Franz:
Me parece muy bien que tengas un blogg y que te alejes de la pereza intelectual en la que se cae en Sucre ,pensando que lo que uno piensa no sirve para nada ni para nadie.Estoy convencido que existe un rol de suma importancia asignado a los intelectuales academicos, que alejados de intereses subalternos, se preocupen por confrontar ideas en un marco de dialogo respetuoso, que brinde en el pais la oportunidad de conversar y confrontar ideas( algo muy alejado de los usos y costumbres de nuestra democracia contemporanea.
En lo particular, y en lo relacionado a nuestra region considero que un poco de espiritu critico academico podria salvarnos de los naufragios futuros en los que probablemente terminaran los proyectos politicos de poca monta de nuestra miserable clase politica actual y pasada.
Animo y sigue adelante compañero.
Paul
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