REFLEXIONES ANTE LA INMINENCIA DE UN CONFLICTO REGIONAL
En Chuquisaca, por lo que sabemos de las noticias, nuevamente se han levantado las banderas regionalistas, esta vez a propósito de los campos compartidos de los pozos margarita, que Tarija defiende y cree que son absolutamente suyos o por lo menos se comporta como si lo fueran.
Ayer lunes 1 de noviembre, hubo una reunión en el Comité Cívico, donde asistió el Prefecto, quien claramente se puso al frente de la reivindicación regional declarando que “soy del MAS del Instrumento del MAS pero finalmente, soy electo del pueblo de Chuquisaca y tengo que defender el interés de Chuquisaca”(Correo del Sur). Lo que generó el inmediato aplauso y beneplácito en las filas cívicas, gremiales y comunicacionales, mostrándose felices ante el hecho de que el Prefecto se “haya puesto la camiseta de Chuquisaca” y salga a defender lo que en justicia corresponde a este departamento. Imaginamos que ante este apronte de guerra, en Tarija ocurrirá lo mismo: habrá un movimiento cívico ampliamente respaldado por sus instituciones locales.
Los conflicto regionales o regionales no son una novedad en Bolivia, de hecho son la norma. Por alguna fuerza telúrica anclada en nuestra cultura política e identitaria, los bolivianos no solemos pensar en función de país, o en función nacional, siempre lo hacemos en código regional o local. Tan es así que el maestro José Luis Roca puso a la lucha entre regiones como el motor de la historia en Bolivia y no a la lucha de clases como creía el viejo Lora. Tenía razón.
Por ello y ante el inminente conflicto por los campos compartidos, la pregunta es: ¿podrá procesar adecuadamente este conflicto el gobierno central?, es decir lo podrá resolver de tal manera que: a) no implique una pérdida de tiempo y energías sociales, b) pueda resolverse por medios pacíficos sin tener que recurrir a la presión social y c) que el gobierno salga airoso y fortalecido del conflicto?
Si el gobierno ha aprendido algo de los conflicto interregionales como el de la Capitalía en 2007 y el de la huelga potosina de los 19 días en 2010, debe recordar que no sirve de nada rechazar la negociación o exigir que se levanten medidas para iniciar las mismas, ella se la debe plantear con prontitud, más aun cuando hay sectores que buscan la radicalización del conflicto.
Si Evo ha sacado alguna lección de los conflictos en nuestro país, no debe intentar deslegitimar al movimiento con acusaciones falsas y fuera de contexto ya que eso, al final, deriva en una mayor cohesión u unidad de la protesta y, por último, el mismo presidente Evo debe tomar las riendas de la negociación y no dejar que ministros ineptos la hagan.
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