miércoles, 6 de noviembre de 2019

CONDENADOS A COEXISTIR

Evo Morales no se percata o no quiere hacerlo, que su proyecto político ha sufrido un profundo desgaste, que su presidencia está gravemente deslegitimada y su rol como líder está en cuestión. Si Morales continúa leyendo la realidad política del país, como si nada hubiera pasado, como si su liderazgo seguiría tan fuerte y potente como en el pasado, Bolivia, como comunidad política, está al borde de la autodestrucción.



Por su parte, la oposición no se da cuenta o no quiere hacerlo, que no tiene una fuerza política suficiente que sea capaz de vencer a Morales sin atenuantes, casi hasta borrarlo del mapa político. Si la oposición continúa construyendo proyecto y discurso sobre la posibilidad de la derrota absoluta y total del MAS y de Morales, el país no tiene salida posible.
Aún cuando se diera un éxito/derrota total de cualquiera de los actores en pugna, el país continuaría siendo ingobernable, por la sencilla razón que hoy existe una fractura política y social muy profunda, que necesita una paciente ingeniería política, que acople los pedazos y reconstruya lo que ha quedado de la comunidad política boliviana. Labor que necesita, paradójicamente, de la participación conjunta de quienes hoy parecen odiarse a muerte.
Ayudaría mucho si los actores en conflcito revisaran (en serio y no con cálculo político) los resultados de las elecciones del 20 de octubre, en las que, como señala el escritor Jorge Fernández Díaz “los que querían ganar no ganaron. Y los que ganaron, no lo hicieron como querían”. El MAS no logró repetir sus altas votaciones anteriores pero tampoco la oposición logro superar en votos a Morales. La sociedad el 20/10 ha lanzado un claro mensaje a las elites políticas: están condenadas, por su propio bien, a coexistir.

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