Hasta
antes de que el tema del mar cubriera la
agenda pública, el MAS había perdido por completo la iniciativa política. En el
mes de enero el gobierno tuvo que lidiar
con las protestas generadas por los médicos en torno al nuevo código de
procedimiento penal y, en febrero, hacer frente a la ola de defensa del voto
del 21 F. En ambos casos, contra las cuerdas, el gobierno tuvo que resolver temas de una agenda generada por otros actores,
ajenos a su órbita política. Por ello, muy a pesar suyo, anuló la ley de código
penal y tuvo que sacar a sus movimientos sociales a las calles para mostrar un
poderío cada vez más débil en las calles.
En
marzo el gobierno retomó la iniciativa con el asunto del mar y buscó sacar el
mayor rédito político del tema. Por una parte promovió y obligó a las
diferentes instituciones estatales a “coser” una bandera azul con el fin de
desplegarla a lo largo de más de 100 kilómetros y, por otro, invitó a los exmandatarios y políticos para que acompañen a
Morales a la Haya, para estar presentes en la fase de alegatos. Con la bandera azul se intentaba una extraña e
improbable simbiosis entre MAR y MAS y, con lo segundo, se buscaba colocar a Morales como un líder
nacional en torno al cual gira la política boliviana.
Empero
esta intención desde un principio estuvo pésimamente gestionada. Por un lado, el MAS en su afán de capitalizar políticamente
todo el proceso de demanda a Chile, cometió la grosería de pintar de azul a la
bandera reivindicativa, arrinconando la tricolor boliviana y la multicolor wiphala
y poniendo al desnudo su interés por generar un símil entre el azul del mar y
el azul del MAS; y, en su afán de colocar a Morales como el gestor de todo el
proceso, como el líder que logra la unidad nacional, procedió a invitar a que
lo acompañen a la Haya a líderes que carecen de representatividad y que, al
igual que el presidente, están esperando la mínima oportunidad política para
ganar protagonismo. Esto es lo que hizo Jaime Paz al rechazar la invitación; y
esto es lo que probablemente está haciendo Tuto Quiroga, demorado
en evaluar si el rédito político es mayor si va o no a la Haya.
Si
Morales esperaba que con el tema del MAR podía recuperar su popularidad perdida,
cometió un error de proporciones. Los temas que están en la agenda pública son
el respeto al 21F, la mejora de la justicia, la solución estructural al tema de
la salud y la seguridad ciudadana; demandas donde el gobierno carece de
propuestas y que lo estarán esperando apenas retorne de Holanda. Ahí verá que
los records guinnes sirven para hacer un libro y asi pasar a la posteridad, pero que no son útiles para
imaginar horizontes de futuro, que es lo que hoy el país está esperando.
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