La semana cierra con un conflicto entre el poder central y tres regiones del país, (Chuquisaca, Potosí y Beni), los cuales, en virtud de los datos del Censo de 2012, cada uno pierde un curul en la Asamblea Legislativa Plurinacional, mismos que ahora son reasignados al departamento de Santa Cruz.
Este cambio, si bien desde el punto de la relación numérica, entre representante y base poblacional, es una medida técnica, no lo es desde el punto de vista de los imaginarios regionales que invoca, anuda y reflota, cuando esto implica una reducción de escaños parlamentarios. Desde las regiones afectadas, este proceso es visto como “una muestra mas” de la lógica de postergación y de periferización que el centro político tiene con estos departamentos. De esta manera, si bien el tema de los curules, a primera vista parece un asunto banal (porque banales son los legisladores en su rol), no lo es tanto cuando uno ve que, alrededor de este tema, se pueden anudar una serie de tensiones irresueltas (PNUD dixit) como pobreza, empleo, ausencia de perspectivas de desarrollo, marginalidad y que son en realidad las causas para la radicalidad que puede asumir el conflicto. Además, esta reasignación, que implica tres curules más para el departamento de Santa Cruz, se lo hace en momentos en que el gobierno realiza virajes estratégicos y discursivos electorales para acercarse a la elite empresarial cruceña.
Ante esta situación, la oposición ha tratado de aprovechar la oportunidad política, para reposicionar su liderazgo e imagen política en sus regiones, más en una lógica electoral del 2014 que bajo el objetivo de lograr atención a la demanda. La oposición tiene conciencia de su debilidad y aprovecha coyunturas como la actual para hacer pequeños forcejeos que debiliten el posicionamiento electoral del MAS. El hecho de que hayan optado por una medida pasiva y mediática como la huelga de hambre es una señal de ello.
En cambio en el oficialismo, temerosos de la capacidad aglutinadora que tienen los movimientos regionalistas que, de pronto, puede unir bajo la bandera regional a identidades política y étnicas diversas e incluso contrarias (por ejemplo la huelga de los 19 de días en Potosí en 2010, era la ciudad pero también era Coroma; el conflicto por la capitalía significó que algunos constituyentes abandonen el MAS), ha apresurado los tiempos políticos, ha presionado sobre los (sus) parlamentarios de las regiones afectadas, para la aprobación de la ley de reasignación de escaños, y dentro de las regiones, ha tratado de derivar el debate sobre el tema de escaños hacia uno más amplio y menos politizado: la discusión sobre desarrollo e inversión. Esto muestra, por otro lado, que las elites políticas de Chuquisaca, Potosí y Beni, se validan y se reproducen más en sintonía y conexión nacional que local. Así ocurría en clave neoliberal y también pasa en clave plurinacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario