Las últimas noticias se
han centrado en el conflicto sucitado por los cooperativistas mineros, quienes
dinamita en mano pretenden doblarle el brazo al gobierno a a la minería
nacionalizada. A continuación presento
algunos datos que nos pueden acercar a comprender este actor político y social,
aclarando que los datos tienen relación con los cooperativistas mineros
potosinos.
Las cooperativas
mineras tienen una larga tradición histórica ligada a la práctica de la época
colonial denominada kajcheo, que
consistía en que cada fin de semana los trabajadores de las minas se
internaban, por su propia cuenta y riesgo, en las galerías subterráneas para
producir el mineral (Absi, 2005: 17-18).
Fue en 1952, en el
marco de la Revolución Nacional, que se institucionalizó a las cooperativas
mineras y se las potenció, productiva y económicamente. Las minas de Cerro Rico
que pertenecían al empresario privado Mauricio Hochschild, uno de los “Barones
del Estaño”, pasaron en una buena porción a manos de los kajchas que las recibieron en calidad de concesiones mineras: al
pagar por el arriendo un 2% del valor de la producción, pudieron tener un alto
margen de independencia hacia el Estado (Absi, 2005: 26).
Un dato llamativo, para
comprender las relaciones entre la sociedad potosina y los cooperativistas, es
el origen de los últimos. Según el estudio de Absi:
…
más de la mitad de los trabajadores (57,16 %) son originarios de las provincias
del departamento de potosí, un 40,57 % son nacidos en la propia ciudad y solo
un 2,25% provienen de otro departamento, y todos son, en la mayoría de los
casos, personas que provienen de regiones mineras o de familias mineras (Absi,
2005: 34).
Estos datos llevan a la
autora a pensar que la inserción citadina de los cooperativistas mineros está
marcada por la marginalidad, ya que
… su estatus específico es distinto del de los campesinos y de la
elite urbana, pero también del estatus de la clase popular de los cholos, con
los cuales comparte, no obstante, muchas prácticas socioculturales y espacios
vitales (Absi, 2005: 63).
En el plano político,
se asocia al minero con la incapacidad de generar discursos políticos, con su
arribismo y con la virulencia de sus protestas que le daría, no obstante, la
capacidad de definición política en virtud de su disposición y habilidad para
el manejo de la dinamita, que los convierte de
facto en una fuerza cuasi militar.
Por otra parte, se debe
destacar el rol económico social de las cooperativas mineras. Según las cifras
brindadas por el estudio de Jocelyn Michard, en 2008, 60.000 personas
trabajaban en las cooperativas mineras en Bolivia, es decir 90% del total los
trabajadores mineros del país; paradójicamente, su aporte al producto minero sólo
llega a 20% (Michard, 2008: 8). De éstos, las personas que trabajan en las
cooperativas de Cerro Rico llegarían a 12.000 según los datos de su
organización matriz, con muy buenas remuneraciones en las épocas de alta
cotización del mineral, pero muchos sin seguridad ni derechos laborales (El
Potosí, 20.11.06).
BIBLIOGRAFÍA
ABSI, Pascale
2005 Los ministros del diablo. El trabajo y sus
representaciones en las minas de Potosí. La Paz: PIEB-IFEA.
MICHARD, Joselyn
2008 Cooperativas mineras en Bolivia. Formas de
organización, producción y comercialización. Cochabamba: CEDIB.
Hemerografía
El Potosí
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