martes, 18 de septiembre de 2012

¿QUIENES SON LOS COOPERATIVISTAS MINEROS?


Las últimas noticias se han centrado en el conflicto sucitado por los cooperativistas mineros, quienes dinamita en mano pretenden doblarle el brazo al gobierno a a la minería nacionalizada.  A continuación presento algunos datos que nos pueden acercar a comprender este actor político y social, aclarando que los datos tienen relación con los cooperativistas mineros potosinos.

Las cooperativas mineras tienen una larga tradición histórica ligada a la práctica de la época colonial denominada kajcheo, que consistía en que cada fin de semana los trabajadores de las minas se internaban, por su propia cuenta y riesgo, en las galerías subterráneas para producir el mineral (Absi, 2005: 17-18).

Fue en 1952, en el marco de la Revolución Nacional, que se institucionalizó a las cooperativas mineras y se las potenció, productiva y económicamente. Las minas de Cerro Rico que pertenecían al empresario privado Mauricio Hochschild, uno de los “Barones del Estaño”, pasaron en una buena porción a manos de los kajchas que las recibieron en calidad de concesiones mineras: al pagar por el arriendo un 2% del valor de la producción, pudieron tener un alto margen de independencia hacia el Estado (Absi, 2005: 26).

Un dato llamativo, para comprender las relaciones entre la sociedad potosina y los cooperativistas, es el origen de los últimos. Según el estudio de Absi:

… más de la mitad de los trabajadores (57,16 %) son originarios de las provincias del departamento de potosí, un 40,57 % son nacidos en la propia ciudad y solo un 2,25% provienen de otro departamento, y todos son, en la mayoría de los casos, personas que provienen de regiones mineras o de familias mineras (Absi, 2005: 34).

Estos datos llevan a la autora a pensar que la inserción citadina de los cooperativistas mineros está marcada por la marginalidad, ya que

… su estatus específico es distinto del de los campesinos y de la elite urbana, pero también del estatus de la clase popular de los cholos, con los cuales comparte, no obstante, muchas prácticas socioculturales y espacios vitales (Absi, 2005: 63).

En el plano político, se asocia al minero con la incapacidad de generar discursos políticos, con su arribismo y con la virulencia de sus protestas que le daría, no obstante, la capacidad de definición política en virtud de su disposición y habilidad para el manejo de la dinamita, que los convierte de facto en una fuerza cuasi militar.

Por otra parte, se debe destacar el rol económico social de las cooperativas mineras. Según las cifras brindadas por el estudio de Jocelyn Michard, en 2008, 60.000 personas trabajaban en las cooperativas mineras en Bolivia, es decir 90% del total los trabajadores mineros del país; paradójicamente, su aporte al producto minero sólo llega a 20% (Michard, 2008: 8). De éstos, las personas que trabajan en las cooperativas de Cerro Rico llegarían a 12.000 según los datos de su organización matriz, con muy buenas remuneraciones en las épocas de alta cotización del mineral, pero muchos sin seguridad ni derechos laborales (El Potosí, 20.11.06).

BIBLIOGRAFÍA

ABSI, Pascale
2005      Los ministros del diablo. El trabajo y sus representaciones en las minas de Potosí. La Paz: PIEB-IFEA.

MICHARD, Joselyn
2008      Cooperativas mineras en Bolivia. Formas de organización, producción y comercialización. Cochabamba: CEDIB.

Hemerografía

El Potosí

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