Los acontecimientos de la cumbre política, aunque inquietantes, no son sorprendentes: una parte de la oposición (UN, CN, MSM), buscó pretexto para abandonar la reunión: si no eran que los medios tenían que estar en ella, hubiera sido la agenda, si no era la agenda hubiera sido la gestión de gobierno, si no hubiera sido la gestión el color de los vasos... en fin.
Por su parte, el oficialismo, tampoco quería que esté una parte de la oposición. De ser así hubiera permitido que estén los medios de comunicación, (tanto los oficialistas como los de oposición), pero no fue de esta manera; acostumbrado como está el actual gobierno a actuar de forma solipsista, no cuida las formas, “le mete nomás” y así la oposición pudo abandonar la reunión con el discurso de víctimas, otra vez, del gobierno.
Lo cierto es que la cumbre política se quedó con partidos que creíamos estaban bajo tierra y sepultados por el MAS. Evo Morales, del que en algún momento se dijo era un “tsunami” político, actuó como un lloroso y ágil rescatista, que cree encontrar vida allá donde solo corre el viento de la soledad y el abandono. Con algo más de impulso nada raro que en la cumbre hubiéramos visto al PIR o a la FSB.
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