sábado, 21 de junio de 2008

REFLEXIONES A PROPÓSITO DEL CONGRESO INTERNO DE LA UNIVERSIDAD SAN FRANCISCO XAVIER


El siguiente texto lo escribí para una ponencia que, a propósito de Congreso Interno de la Universidad de San Francisco, debía realizarse el mes pasado. Por razones que desconozco este seminario no se realizó. De todas maneras lo coloco en mi blog (www.cazadecitas.blogspot.com), con la esperanza de que sirva a los delegados docentes y estudiantiles, a quienes se ha encargado la tarea de redactar un nuevo Estatuto Orgánico.

¿Cambio sin autonocimiento?

En primer lugar, confieso que soy un tanto escéptico de que ese Congreso vaya a resolver la crisis universitaria. Lo que veo es que será un espacio para una agudización del distanciamiento entre los sectores universitarios, fundamentalmente entre el docente y estudiantil. Digo esto, por que en mi personal criterio estamos ingresando a este Congreso interno sin ideas claras, sin proyectos académicos y, sin perspectivas políticas. Claro, existen ideas de lo que se quiere en algunos ámbitos como en el docente, o en el estudiantil, como ser un mayor control de la asistencia, la lucha contra el nepotismo, o un conjunto de reivindicaciones estudiantiles, pero eso dista mucho de ser suficiente.

La pregunta que me hago: ¿es posible pensar en que hay un proyecto universitario coherente e integral desde el punto de vista de sus postulados; incluyente desde el punto de vista de los sectores que deben ser parte del mismo y lo suficientemente visionario para pensar en transformaciones que, por lo menos, duren las dos próximas décadas? Duele decirlo, pero no lo he visto, hasta el momento no tengo en las manos un solo documento que plantee por lo menos una de las características planteadas. Esta carencia, en un escenario pesimista hará que los actores del congreso, docente y estudiantes, vayan con la visión de mantener el estatu quo, de mantener las cosas como están, “cambiar para que nada cambie”, o darle un cariz de cambio revolucionario a algo que en el fondo es mero maquillaje.

Es decir ¿como vamos a cambiar (la universidad), si no nos conocernos a nosotros mismos?, aunque soy un ferviente liberal, me gusta recordar a los clásicos del marxismo que decían que la revolución llega cuando la clase en si (que no se conoce a si misma y que por tanto actúa como le dice la clase dominante ) se convierte en clase para si, que es una clase que ya se conoce a si misma y que por tanto es portadora de cambios. No existe cambio si no hay conocimiento y eso es lo que probablemente se pretende hoy en la universidad: cambio sin conocimiento.

Necesidad de pensar en una nueva relación entre Universidad y Estado

Sin embargo quisiera realizar este mi acercamiento a la realidad universitaria tratando de articular dos nociones que, en mi criterio, son poco pensadas, que es la relación Universidad y Estado, que considero altamente pertinente ya que, en mi criterio siempre se las ha pensado como en dos entidades opuestas cuando en realidad son entidades sumamente relacionadas.

Por diversas razones, Universidad y Estado se han visto como dos entidades antagónicas tanto que cuando pensamos en autonomía universitaria, la pensamos como una garantía que nos resguarda del Estado, sino es que para estar contra el. Mi criterio es que eso es un craso error ya que las sociedades desarrolladas son aquellas donde se da una articulación creativa, dinámica y, diríamos, fraternal entre Universidad y Estado.

Tratemos demostrar esto un poco mejor: la sociedad civil genera dos tipos de demandas a la Universidad que son: profesionales competentes e investigaciones con relevancia social. Al estado, a su vez, le corresponderá determinar políticas para que los profesionales salidos de la Universidad tengan trabajo útil y para convertir las investigaciones en políticas públicas. Por tanto, la universidad es el espacio por excelencia donde se genera conocimiento y el Estado es el espacio donde se aplican políticas de desarrollo. Esta fórmula es más necesaria por cuanto hoy estamos inmersos en la llamada sociedad del conocimiento, que como se sabe tiene una palabra clave que es la innovación.

Pero, a cambio, ¿cuál es la relación que hoy tenemos entre universidad y Estado, pues una relación que, en el caso menor, está signada por la desconfianza y que, en casos como el de nuestra región hoy, signada por un profundo y hasta violento antagonismo.

El resultado de esta relación es que, por una parte, la Universidad no genera investigación que sea relevante como orientadora de políticas públicas hacia el Estado y éste no parece esperar de la Universidad otra cosa que una especie de pax política. Dicho de manera gráfica la Universidad espera del Estado suficientes y siempre crecientes recursos económicos y el Estado solo espera que la “U” no le haga conflictos.

Algunos esfuerzos desde las Universidades y el Estado para cambiar la situación
Sin embargo de ello, es justo mencionar que han existido esfuerzos por tratar de cambiar esta situación con resultados poco relevantes. Como muchas cosas en nuestro país: mucho dinero para escasos frutos. En julio de 2001, se crea el Programa de Reforma de la Educación Superior que tuvo tres grandes objetivos que fueron a) la acreditación, b) La eficiencia financiera y c) modernización de la la gestión universitaria. Gustavo Rodriguez en una breve síntesis de los resultados de esta gestión nos indica que “los objetivos del Programa de Reforma de la Educación Superior no se cumplieron, El Estado con una burocracia pequeña y no especializada, sin recursos económicos suficientes y sin contar con el amparo de disposiciones legales que definan claramente su rol, se reveló como un actor débil, inconstante y vulnerable a las presiones y los juegos de poder de las universidades. Estas por su parte mostraron poca disposición para absorber e incorporar las políticas públicas y los cambios que propugnaban (Rodríguez: 2007: 2).

Por último, como se sabe, hay una propuesta de reforma universitaria a partir de la nueva ley de reforma educativa “Avelino Siñani”, que marca diferencias con los otros intentos de reforma universitaria al poner énfasis en aspectos como la interculturalidad, la inclusión y la tan popularizada “descolonización”, aunque no hay, hasta el momento las formas y el entramado institucional que la pondrá en funcionamiento.

El mercado profesional y la investigación en la agenda universitaria

Adicionalmente, creo que la universidad tienen dos grandes desafíos. Lograr que su actual oferta de profesionales sea acorde con la demanda actual y, por otra, la investigación.
En cuanto a lo primero diremos que, según estudios, cada año se gradúan aproximadamente 15000 nuevos profesionales y si bien no existen investigaciones que cuantifiquen la saturación del mercado laboral es posible darnos cuenta de ello cuando constatamos que los honorarios de los profesionales liberales (abogados, odontólogos) es cada vez menor, vemos a profesionales trabajando en áreas que no son de su área. Esta situación es algo que debe pensar el congreso universitario, por su parte y también el Estado como ente encargado de generar las condiciones para desarrollar espacios donde tengan trabajo los nuevos profesionales.

Por último está el tema de la investigación, la misma que es tan importante para toda casa de estudios superior y que todavía se encuentra en ciernes en la universidad boliviana. Según datos brindados por Gustavo Rodríguez, para 1986. Del millón cuatrocientos mil artículos publicados mundialmente apenas siete tenían origen en Bolivia, lo que ya nos señala la precariedad de la investigación en nuestro país. En otro dato es que en las ciudades de Cochabamba, Santa Cruz y La Paz, es donde se concentran la mayor parte de los institutos de investigación en el país y donde, obviamente se hace investigación y se publican sus resultados.

En suma el congreso universitario que se avecina debe repensar su relación con el Estado y la sociedad regional; la pertinencia y actualidad de su oferta profesional y su rol como institución generadora de conocimiento.

1 comentario:

María Guadalupe González Boland dijo...

Hola Franz,
Tienes razón en que debería actualizar mi blog. No soy muy cibernética y de repente se me ocurre algo y lo expreso. Felicidades porque hace falta gente que se atreva a denunciar y no ser conformista. Los sociólogos tenemos fama de revoltosos y ojalá no se quede en fama nada más. A veces la indignación me hace pasar corajes pero trato de no amargarme buscando formas de canalizar. Saludos, María Guadalupe