Sea el resultado que sea, las próximas elecciones para Prefecto serán las más aburridas, poco imaginativas y mediocres que se hayan visto en este país, cuyo resultado no será una reconfiguración de la correlación de fuerzas sino una profundización de la crisis política de este departamento y, lo que es peor, nos hará añorar las épocas en la que los partidos políticos no actuaban a la sombra de ninguna institución sino que tenían voz propia. Nada hay en este proceso que nos haga remembranza a la “fiesta de la democracia”, con la cual, en otrora, se solía etiquetar las elecciones. Pasamos, en dos décadas, de la fiesta de la democracia, al festín de los partidos y ahora al fin del pensamiento.
¿Cómo puede haber "fiesta democrática" cuando las elecciones no parecen ser competencias entre partidos políticos sino entre sectas religiosas, donde la intolerancia es la norma?. Cada contendiente parece tener un espacio geográfico propio y por tanto vedado al opositor político. Ni Walter Valda, el candidato del MAS parece poder ingresar a la ciudad, ni Savina parece poder llegar al campo. Cada uno hace campaña en su espacio como si Sucre y Chuquisaca fueran dos departamentos distintos.
Los medios de comunicación de Sucre, que a estas alturas ya debían estar en disputa por tener juntos a los tres candidatos juntos para entrevistarlos han optado, muchos de ellos, por apoyar a la candidatura de Savina y por tanto solo ella es la que va a las entrevistas, donde le hacen preguntas que parecen interrogantes muy propias de los certámenes de belleza: ¿Díganos, Savina cuáles son sus sueños?, ¿Qué le diría a EVO si lo tuviera al frente?, ¿Está preparada para ganar? Y… para perder también? ¿Cree en la unidad regional? ¿Cree que hay racismo en Sucre? ¿Usted en algún momento se sintió discriminada?.
¿Cómo puede haber "fiesta democrática" cuando las elecciones no parecen ser competencias entre partidos políticos sino entre sectas religiosas, donde la intolerancia es la norma?. Cada contendiente parece tener un espacio geográfico propio y por tanto vedado al opositor político. Ni Walter Valda, el candidato del MAS parece poder ingresar a la ciudad, ni Savina parece poder llegar al campo. Cada uno hace campaña en su espacio como si Sucre y Chuquisaca fueran dos departamentos distintos.
Los medios de comunicación de Sucre, que a estas alturas ya debían estar en disputa por tener juntos a los tres candidatos juntos para entrevistarlos han optado, muchos de ellos, por apoyar a la candidatura de Savina y por tanto solo ella es la que va a las entrevistas, donde le hacen preguntas que parecen interrogantes muy propias de los certámenes de belleza: ¿Díganos, Savina cuáles son sus sueños?, ¿Qué le diría a EVO si lo tuviera al frente?, ¿Está preparada para ganar? Y… para perder también? ¿Cree en la unidad regional? ¿Cree que hay racismo en Sucre? ¿Usted en algún momento se sintió discriminada?.
Ante esto uno llega a creer que no hay problemas en este departamento. Es que acaso no pedimos aeropuerto, caminos, mejoras en la ciudad?, todos temas donde la prefectura juega un rol fundamental?. Por su parte, como Valda no tiene pisada en esta ciudad, más allá de saber que era un esforzado muchachito del área rural, sociólogo y que anduvo por años el campo no sabemos más.
Antes, a dos semanas de de una elección, uno ya estaba cabreado de información y publicidad partidaria y esperaba el debate final, donde cada candidato muestre su habilidad para mostrarse como el mejor dotado para el cargo que postula. Hoy eso parece imposible.
Cuando no hay debate de ideas y de propuestas la política se degrada. Ya no es, como decía Arendt, la expresión de la capacidad de pensar del humano, que quiere participar de la res-pública, es decir de todo aquello que nos concierne a todos. La política se vuelve monotemática y autista. Como siempre son los políticos profesionales los que al final ganan y la región la que pierde.
Antes, a dos semanas de de una elección, uno ya estaba cabreado de información y publicidad partidaria y esperaba el debate final, donde cada candidato muestre su habilidad para mostrarse como el mejor dotado para el cargo que postula. Hoy eso parece imposible.
Cuando no hay debate de ideas y de propuestas la política se degrada. Ya no es, como decía Arendt, la expresión de la capacidad de pensar del humano, que quiere participar de la res-pública, es decir de todo aquello que nos concierne a todos. La política se vuelve monotemática y autista. Como siempre son los políticos profesionales los que al final ganan y la región la que pierde.
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