Este
domingo 22 de enero se cumple los 11 años de la asunción al poder de Evo
Morales. Esta fecha desde las esferas del poder masista ha sido planteada como
el cumpleaños del estado plurinacional lo que es falso, ya que junta el periodo
en que Morales gobernó en los moldes de la constitución del Estado republicano
(más de tres años) con el del Estado
plurinacional. En rigor si existe una fecha del nacimiento del Estado plurinacional
es el 7 de febrero de 2009 en que se publica
la nueva CPE en la Gaceta Nacional de Bolivia y se pone oficialmente en marcha el
nuevo Estado.
Esta
confusión a mi juicio no es un dato menor, porque refleja, muy a pesar del MAS,
que en realidad las transformaciones políticas de los últimos años son
progresivas, lentas y graduales, mismas que no marcan una ruptura radical con
el Estado republicano que nació el 1825 y más bien apuntan a una acumulación
histórica. De hecho, las transformaciones más importantes del gobierno del MAS
tales como la nacionalización de los hidrocarburos, la inclusión de indígenas
en esferas del poder, la equidad de género en espacios políticos, son
transformaciones producidas en el esquema institucional y normativo del Estado
republicano es decir en el orden legal de la constitución de 1967. Por ejemplo,
la nacionalización de los hidrocarburos, orgullo del gobierno del MAS, se
ejecutó el 1 de mayo de 2006 y el profundo cambio en las elites políticas y
burocráticas del estado con la aparición del indígena como actor político relevante
se dio en el marco de elecciones sancionadas por el Estado republicano. En
otras palabras no fue necesaria una nueva constitución para llevar a cabo buena
parte de la agenda política del MAS sino que ella se produjo en los moldes del
Estado republicano, esa que el MAS cree haber desmontado y sepultado.
Aún más, cuando
se revisa los cambios que se han dado con la nueva Constitución plurinacional
lo que se ve, en algunos casos, es que el nuevo orden constitucional ralentizó y
detuvo la expansión de la sociedad civil que demandaba más espacios de participación
y de control del estado. No se reformó
el estado ni se ampliaron sus espacios para
permitir una presencia efectiva de las naciones indígenas, es decir no se
dieron las bases para una democracia intercultural y se detuvo la democratización
del poder territorial con el bloqueo a las autonomías departamentales, entre
otros. Adicionalmente, la nueva Constitución fue factor de empeoramiento de la ya maltrecha
institucionalidad del Estado republicano: la elección de magistrados por voto
popular solo agravó el sometimiento, la venalidad y la ineficiencia del poder
judicial y no se avanzó un solo milímetro en la construcción de una justicia
intercultural.
Da la
impresión de que el MAS a lo largo de estos 11 años aprovechó la expansión de
las demandas democráticas que aparecieron a inicios de siglo, se hizo del gobierno
montado sobre ese proceso y, cuando promueve la Asamblea Constituyente, lo que
hace es establecer mecanismos institucionales que le permitan concentrar y
centralizar el poder. Luis Tapia uno de los filósofos políticos que más conoce
el proceso masista pero el que menos tiene influencia sobre este partido señala
que “el núcleo central del proyecto político del MAS es el monopolio de la vida
política”, lo que se puede ver en las ambiciones reeleccionistas de Morales, en
su dominio sobre el poder legislativo y control del judicial y en su intención
de limitar el espacio mediático.
A través de
varios discursos y voceros, el MAS señala que el 22 de enero se conmemora 11 años de Estado Plurinacional, borrando de
un plumazo el periodo en que gobernó bajo los moldes del antiguo estado. Por
ello no deja de ser paradójico que los grandes cambios implementados por el MAS
correspondan al periodo republicano y no al plurinacional o, dicho de otra
manera, que sea revolucionario siendo republicano y conservador siendo plurinacional.