martes, 22 de noviembre de 2016

EL NO A LA CARTA ORGÁNICA

El pasado domingo 20 de noviembre los trabajadores del gobierno municipal de Sucre y los impulsores de la opción del Si a la Carta orgánica Municipal, quedaron con ganas de festejar un triunfo que, hace meses atrás, se ofrecía como inevitable. Sin un partido político ni agrupación ciudadana que esté en contra de la Carta, su aprobación parecía cosa de mero trámite.
Empero, lo que ocurrió el pasado domingo es algo más que el fracaso de los propugnadores del Sí, es la muestra patente del alejamiento de la sociedad civil y el estado, de un creciente divorcio entre la ciudadanía y el gobierno.


Tres son los rasgos que expresan este alejamiento. Por una parte la incapacidad de la Alcaldía y la Gobernación para dar soluciones concretas, efectivas y sostenibles a las diversas necesidades de la ciudadanía y la forma en que se trata de disfrazar esta ausencia con reuniones internacionales, ferias de todo tipo y desfiles que, de pronto, se convierten en acciones centrales de la gestión edil, pero que en rigor no contribuyen a solucionar los problemas estructurales de la ciudad de Sucre.
El segundo rasgo tiene que ver con la ausencia de canales de agregación de demandas de la ciudadanía: la población no encuentra en la Alcaldía, ni en los partidos de oposición ni en otras instituciones, un mecanismo de protesta, una vía para dar a conocer su opinión, un camino para expresar su voz y sus demandas. Con un comité cívico presidido por personajes afines al partido de gobierno, con una oposición carente de capacidad y propuesta política, con unos sindicatos que han perdido toda visión general de sociedad y unas ONGs que se han funcionalizado por completo al proceso de cambio del MAS, la población siente que está sumida en la indefensión, percibe que no hay quien la apoye, defienda y escuche.
El tercer rasgo es la ausencia de liderazgo. En todos estos años del MAS en el poder no ha aparecido ningún líder o lidereza que sea capaz de dirigir el necesario recambio político regional. Ni en el MAS ni en la oposición se puede vislumbrar la emergencia de ningún personaje con posibilidades de mostrar un horizonte de futuro, de ofrecer un objetivo a los sucrenses, señalar  un nuevo tiempo, que tenga la virtud de percibir e interpretar lo que la gente quiere.
Estas fueron las condiciones políticas con la que el ciudadano fue a votar el pasado domingo. Como no hay canales de protesta, la gente protestó con su voto, marcando por el No; como tampoco existen respuestas a las demandas de la población la gente decidió pagar con la misma moneda a la alcaldía negándoles su apoyo a la Carta orgánica y, como no hay líderes, la gente optó por obedecer a sí misma, a su rabia, a su desazón, a su propio desasosiego colectivo marcando en la casilla roja del No.

Todo esto lo saben los actuales políticos, pero no hacen nada para remediarlo. Sumidos en una crisis de identidad, han perdido la noción básica del poder que, en última instancia es el servicio al ciudadano. Sin embargo a partir del pasado domingo 20 de noviembre ya sea en las urnas o en las calles, la sociedad civil se va a encargar de recordarles a cada momento su rol que parecen haberlo perdido.

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