A estas alturas, ya no se sabe de qué es acusado Félix Patzy: si de tomar unas copas demás, de conducir ebrio, de renunciar a su candidatura, de no renunciar a su candidatura, de no obedecer a sus bases, de no obedecer a Evo Morales. En realidad ¿qué es lo que la cúpula masista critica en Patzi? Su propensión demostrada a la bebida?, su falta al conducir ebrio?, su falta de acatamiento a la bases? ¿su negativa a renunciar. En realidad qué es Patzi?. Borracho?, Irresponsable?, desobediente? o descarriado?
Lo cierto es que el conflicto desatado en el MAS es también una lucha en los medios. Esos medios que hace algunos años, cuando Evo era un solitario diputado cocalero, le habían generado una imagen de penosa víctima del poder y sus excesos, hoy lo convierte en el líder que desoye sino a todas las bases por lo menos a una buena parte de ellas. Mientras Pazti, cual Sísifo irredento, sudoroso y empecinado, bajo un implacable sol altiplánico va amontonando adobes, el gobierno se muestra indiferente y poderoso, y de la mano del elegante Sacha Llorenti se labra una imagen pública que está a contra ruta del discurso masista: mandar obedeciendo.
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