Lo que sigue es el Resumen ejecutivo de un estudio sobre la política regional chuquisaqueña, encargada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que se presentó el día de jueves 31 de marzo pasado.
Franz Flores Castro
Franz Flores Castro
Una de las grandes preguntas en Chuquisaca tiene que ver con las posibilidades de alcanzar el desarrollo, superando las inequidades sociales y económicas, en un marco de diálogo y búsqueda de consenso, donde actores sociales y políticos autónomos tengan un esquema mínimo de puntos de acuerdo, que permitan construir estrategias de largo plazo, (incluso) más allá de las naturales y necesarias identidades políticas. En ese sentido, la pregunta que guía el trabajo, es si el nuevo panorama político departamental permite escenarios de diálogo e interdiscursividad política democrática, necesarios para la construcción de un proyecto regional.
Para ello hemos intentado presentar un panorama de la actual configuración política del departamento de Chuquisaca, haciendo un recuento analítico sobre el comportamiento político-electoral de Chuquisaca en el periodo comprendido entre 2005 y 2010, a la vez de realizar un mapeo de actores políticos, institucionales y de movimientos sociales.
Los resultados del trabajo nos señalan que en Chuquisaca existe la emergencia de una nueva elite en el poder, que tiene como referente político al MAS y como base social al movimiento campesino agrupado en torno a la Federación de Campesinos y Pueblos Originarios de Chuquisaca (FUTPOCH), mismos que han asumido la Gobernación y la Alcaldía de Sucre y la mayoría de los municipios de Chuquisaca. Este proceso corre paralelo a la desaparición de los partidos políticos tradicionales.
Sin embargo, esto no significa que no exista oposición al proyecto dominante, ya que en Sucre se ha nucleado una fuerte tendencia de voto “antimas” que se mantiene desde las elecciones para Prefecto de 2008 y que es el resultado del conflicto por la Capitalía Plena, conflicto caracterizado por ausencia de espacios de negociación, manejo abusivo del poder, y falta de apertura política que, más allá de identidades étnicas, de clase y de oscuros intereses de sectores conservadores, pudo generar un complejo movimiento social que demostró la importancia de la identidad regionalista como catalizador de demandas locales.
Uno de los ejes de disputa discursiva tiene relación con los sentidos de la democracia. Desde el oficialismo se maneja que el proceso de cambio que se está implementando a través de la Nueva Constitución Política, tiene el objetivo de lograr una democracia más participativa e incluyente, en oposición a la democracia liberal representativa del pasado. En el lado opositor, se sostiene que en realidad se va camino a una destrucción del Estado de derecho y por lo tanto de la democracia, con la cooptación del aparato judicial, la obediencia del Poder legislativo al Ejecutivo y la aprobación de leyes que vulneran los derechos ciudadanos.
Otro de los ejes discursivos tiene que ver con el tema regional, aunque más acotado a lo local sucrense. Desde los pocos portadores de la oposición que quedan, se acusa al gobierno de haber agredido a la ciudad de Sucre en el desarrollo de la Asamblea Constituyente. A su vez, el gobierno acusa a los líderes cívicos de haber sido los promotores de los actos de racismo del 24 de mayo de 2008. Esto ha hecho nacer un campo de conflicto discursivo donde la oposición sostiene que el gobierno daña la dignidad sucrense, no es democrático y no respeta el Estado de derecho y el gobierno responde ellos son grupos de neoliberales y racistas ligados a la oligarquía local.
Por otra parte, el nuevo panorama político muestra dos organizaciones dominantes, por una parte el MAS como movimiento político y la FUTPOCH como organización sindical, a la que se suman organizaciones de menor peso como la Federación del Chaco, de los Cintis y los Guaraníes. En torno a estos actores, están otros como los gremiales y juntas vecinales, la Central Obrera Departamental y, ahora, el movimiento cívico, cuyas demandas no son políticas sino sectoriales. Los gremiales buscan el statu quo, es decir que se les siga permitiendo vender en las calles, y las juntas vecinales tienen demandas como mejora y construcción de calles y seguridad policial. Al margen de que algunos dirigentes gremiales y vecinales se desempeñan como concejales, nada permite afirmar que exista una ligazón orgánica con el MAS. Es decir, son organizaciones de gran capacidad de movilización y una cantera importante de votos, pero de escasa influencia en el decurso de las políticas públicas. Esto puede deberse a la naturaleza de las demandas, a su escasa vinculación con otras organizaciones y a su poca politización.
Finalmente, los jóvenes, posee una gran capacidad de movilización, van al frente en todos los conflictos pero carecen de organicidad. Tienen preocupaciones en torno a su realidad social y económica, pero eso no se trasunta en proyecto político alternativo. Se movilizan tan rápidamente como desaparecen, debido al grado de atomización de sus organizaciones.
Estos elementos nos permiten sostener que existe una polarización de las sensibilidades y simpatías ideológicas y políticas, así como de las opciones electorales desde los comicios electorales prefecturales de 2008; una desaparición de los partidos políticos de oposición, como actores relevantes en la política regional; un cambio en la trama de alianza interregionales e interdepartamentales y una exacerbación de sentimientos y actitudes discriminatorias, que ha generado un eje de conflicto entre el campo y la ciudad. Este conjunto de factores no permite escenarios de acercamiento entre los actores del desarrollo regional.
La política, en muchos casos, es un espacio donde el gobierno entabla un monólogo que no toma en cuenta los criterios de quienes considera sus oponentes políticos, a cuyos líderes intenta destruir judicialmente. En estas condiciones es imposible pensar niveles de acercamiento entre el gobierno y los movimientos de oposición, entre la gobernación y los representantes cívicos y entre el gobierno y la empresa privada departamental. Los discursos no se influyen mutuamente. La gran pregunta es si tenemos elites dirigentes o solo elites dominantes.
Si bien las agrupaciones progubernamentales tienen un eje articulador que es el MAS no se puede decir lo mismo de la oposición que no tiene referencia partidaria y liderazgo. En los momentos conflictivos de la asamblea constituyente la institución aglutinadora de la oposición regional fue sin duda el movimiento cívico, más propiamente el Comité Interinstitucional, en torno a este eje se nuclearon empresarios privados, partidos políticos y organizaciones de oposición. Hoy estos actores no pueden ser alternativas de representación política porque, en rigor, carecen de proyecto político departamental y local.
Otro aspecto que impide este diálogo entre los actores, es el relativo a la escasa independencia que exhiben los actores políticos locales, que hace que las políticas muchas veces sean definidos por instancias nacionales. Esto hace que los flujos de agregación de demandas no sean los democráticos, en que la ciudadanía platea demandas que luego son convertidas en políticas públicas sino que estas están bloqueadas por el filtro partidario. Esta falta de institucionalidad ocasiona que la ciudadanía se desencante de sus instituciones y, a la larga, de la propia democracia.
Esto no quiere decir que no existan aspectos en los que se puede coincidir. Cuando se revisa las propuestas electorales uno constata que temas como las autonomías, el desarrollo rural, el aeropuerto, las vías de comunicación, la educación y la salud son propuestas comunes y coincidentes, aspectos en los cuales se puede llegar fácilmente a acuerdos. El gran problema es que estos aspectos están “contaminados” por viejos enconos y posiciones partidarias.