Los conflictos producen cambios en la correlación de fuerzas, nuevos proyectos políticos y también estados de ánimo. Qué duda cabe, como dice Weber, la política es razón y pasión. En ese sentido, el conflicto por la capitalía en Sucre, produjo un fuerte realineamiento contrario al partido en función de gobierno (7 de cada 10 sucrenses están en contra de Evo Morales), un proyecto político denominado Alianza del Comité Interinstitucional (ACI) y un estado de ánimo favorable a las autonomías departamentales.
Cuando los líderes cívicos iniciaron su “cruzada” por el retorno de los poderes a Sucre, antes de buscar reconfigurar su esquema de alianzas con departamentos, también pobres, como Potosí u Oruro, produjeron una inédita alianza con los departamentos llamados de la “Media luna” a partir de un acuerdo transaccional: estos apoyaban la demanda de capitalía y Chuquisaca las autonomías.
Me animo a pensar que ninguno de los dos estaba totalmente de acuerdo con la propuesta del otro (la Media Luna veía con algo de azoro eso del traslado de los poderes y Chuquisaca había mantenido siempre una posición desconfiada, sino contraria a los procesos descentralizadores). Sin embargo lo importante era que esta alianza tenía una alta efectividad a nivel político: la Media Luna ganaba un aliado en un departamento donde había ganado el no a las autonomías y Chuquisaca conseguía el apoyo de varios departamentos, uno de ellos, Santa Cruz, de un fuerte peso político nacional.
A un año del establecimiento de la alianza cabe preguntarse sobre los réditos que tuvo cada actor regional: ¿Qué y cuánto ganó Chuquisaca al ser parte de la expresión política de los departamentos de la Media Luna denominado Consejo Nacional Democrático (CONALDE)?, ¿Cuánto avanzaron los departamentos de la media luna gracias al apoyo de Chuquisaca?
Si pensamos a nivel de los resultados concretos parece que ninguno logró sus objetivos. Para decirlo brevemente: ni los departamentos de la Media Luna tienen autonomías, ni Sucre la sede de los poderes. En ese sentido nadie ganó pero también nadie perdió.
Sin embargo, es posible preguntarnos: ¿cuál fue el departamento que apoyó más la reivindicación del otro? Vistas las cosas con la necesaria distancia que dan los resultados, mucho me temo que Sucre fue y es un aliado más sincero y esforzado que sus pares de la Media Luna. Por una parte, para cierto sector de la elite cruceña, que veía con temor los resultados de la Asamblea Constituyente y que, por tanto, no deseaba su éxito, el movimiento Sucrense fue un factor de primer orden para bloquear la misma. Los cívicos sucrenses y el propio MAS, al convertir el tema de la capitalía en un juego de suma cero, sin posibilidades de negociación, terminaron por hacerle el juego a la derecha mas conservadora de este país.
Por otro lado, el movimiento cívico Chuquisaqueño adoptó militantemente el discurso y las acciones del CONALDE: apoyó los paros, respaldó sus respectivos referéndumes por estatutos autonómicos y, en un afán de dar continuidad a esta propuesta, hace un par de semanas atrás la Prefecta Savina Cuellar firmó una resolución convocando a referéndum por autonomías en Chuquisaca para noviembre próximo.
A cambio ¿Qué es lo que hicieron los departamentos de la media luna por la demanda chuquisaqueña del retorno de los poderes? Pues muy poco. En ninguna parte de los discursos y de la agenda de prioridades del CONALDE está el tema de la capitalía. Cuando habla Rubén Costas, Branco Marinkovich, o Mario Cosío ¿dicen algo respecto al tema de la capitalía? ¿Qué medida concreta o estrategia política ha adoptado el CONALDE, para que los poderes retornen a Sucre? Ninguna.
Esta falta de claridad ha hecho, que en la agenda política nacional esté el tema de las autonomías y del IDH y no la demanda del retorno de los poderes a Sucre. Lo que no es un dato menor, ya que si en la agenda nacional no está el tema del retorno de los poderes, no es posible que en otro momento lo esté, por la sencilla razón de que una vez que los departamentos de la Media Luna logren sus objetivos, se olvidarán de que Chuquisaca existe.
Por ello urge repensar en la actual alianza que Chuquisaca mantiene con el CONALDE y más específicamente con Santa Cruz, para rediseñar una estrategia que permita el establecimiento de lazos con otros departamentos que comparten con Chuquisaca cultura, historia y economía y, sobre todo, volver a establecer vasos comunicantes con el área rural chuquisaqueña. Esto solo se logrará con un proyecto político propio que deje de ser sucrense para ser chuquisaqueño.