jueves, 29 de diciembre de 2011

ENTRE LA RETÓRICA DE LA DIGNIDAD Y LA BÚSQUEDA DE PROGRESO. BALANCE DE LAS ELECCIONES MUNICIPALES EN SUCRE

El pasado domingo 18 de diciembre se realizaron las elecciones para alcalde de la ciudad de Sucre, donde ganó Moisés Torrez Chive de la opositora LIDER con el 46%  de la votación, dejando en un segundo lugar a Iván Arciénega de la oficialista MAS con el 38% de la preferencia electoral.
El presente artículo es un intento de comprender los resultados electorales a partir de un acercamiento a las condiciones de la configuración política de la ciudad de Sucre, y  las estrategias electorales de los partidos políticos.

La configuración política en la ciudad de Sucre

Una de las claves para entender los resultados electorales pasados es partir de lo ocurrido en la Asamblea Constituyente (en adelante AC) en Sucre en el año 2007. Como se sabe, en este cónclave los cívicos sucrenses aunados en torno a un Comité Interinstitucional por la defensa de la capitalía plena, demandaron que la AC trate el  tema del retorno de los poderes ejecutivo y legislativo a la ciudad de Sucre, bajo los argumentos de que esos poderes habían sido arrebatados por la fuerza en la guerra civil de 1899[1] y de que, dadas las condiciones de ingobernabilidad, en que se encontraba el país, la ciudad de Sucre se ofrecía como el centro geográfico y político que podía gambetear la polarización.  Ante esto hubo una cerrada negativa tanto del partido de gobierno y de la directiva de la AC (dominada por el MAS), para siquiera tratar la demanda sucrense tildada de divisionista (el comité tenía como aliado al movimiento cívico prefectural de la media luna) y contraria al desarrollo y sentido de la de la AC.

En una sociedad ampliamente favorable a la demanda, y que hizo de su hipotética favorable resolución una condición sine qua non para su desarrollo, esta negativa oficialista generó una inédita respuesta y protesta social sucrense, que impidió que sesione la AC por varios meses, condenándola a que termine sus sesiones en la ciudad de Oruro, luego de dejar una estela de heridos y muertos, producto de los combates en la Calancha, una zona ubicada a 5 Km de la capital, cerca al Liceo Militar donde el 24 de noviembre de 2007, la AC se había refugiado de los ataques cívicos para continuar sus sesiones.

El resultado político de este conflicto que se extendió hasta mayo del 2008, fue una profunda reconfiguración de fuerzas políticas y de alineamientos electorales en la ciudad de Sucre, claramente favorables a la oposición y profundamente negativos para el MAS que, de ser un cómodo ganador en las elecciones presidenciales y prefecturales de 2005, donde resultaron electos Evo Morales y David Sánchez respectivamente y en las del 2006 para constituyentes, pasó a ser un partido que no pudo vencer en ninguna elección posterior. A partir de la salida de la AC de Sucre se había generado una fuerte tendencia “antimás[2]” de rechazo al partido de gobierno y al presidente Evo Morales.

Esto también significó una fuerte escisión entre la zona urbana de Sucre y la rural del departamento de Chuquisaca, que marcaron una bifurcación y una polarización de las adhesiones políticas y electorales, con una zona rural ampliamente favorable al MAS y una ciudad, Sucre, fuertemente alineada a alguna de las tendencias de oposición. 

A partir de 2008 el voto sucrense es ampliamente favorable a la oposición: en 2008 gana Sabina Cuellar las elecciones prefecturales; existe un amplio respaldo a la opción del No en el referéndum aprobatorio de la Constitución; se apoya a la candidatura presidencial de Manfred Reyes Villa y al ex dirigente cívico John Cava a la gobernación de Chuquisaca, además de dar una contundente victoria a Jaime Barrón para la Alcaldía en el 2010.

Para el caso de los resultados electorales departamentales, el MAS pudo triunfar electoralmente gracias al voto rural, pero cuando las elecciones fueron  solo en la ciudad de Sucre, siempre perdió.
En todos estos triunfos de la oposición, desde 2008, fue imprescindible recurrir al discurso de la dignidad sucrense en referencia a lo sucedido en la lucha cívica por la denominada Capitalía Plena. 

Los mensajes electorales, casi prescindieron de la propuesta electoral, para centrarse en la referencia a las jornadas de protesta de la capitalía en 2007 y sus consecuencias, atacando muy duramente al candidato o candidata del oficialismo. Este es el discurso que, en nuestro criterio, siguió teniendo capacidad de interpelación, aún hoy, a pesar de que pasaron 4 años.

Pero los datos que reflejaban las urnas en la ciudad de Sucre era distintas de las de las provincias, donde el MAS triunfaba holgadamente. De tal manera que pudo compensar su poca base electoral citadina con su respaldo rural. Esto le permitió recobrar la gobernación en las elecciones de abril de 2010, con el ex dirigente de la FUTPOCH Esteban Urquizu,  vencer en las elecciones generales del mismo año.
Sin embargo este impulso ni fue suficiente para retomar la alcaldía municipal de la ciudad de Sucre donde hubo un mayoritario respaldo al candidato Jaime Barrón de la agrupación política PAIS que logra vencer con amplio margen del 47,2 a la candidata del MAS Ana María Quinteros que solo logra un 31,3% del electorado. No obstante, producto de lo que se identifico como la “judicialización de la política”, la Alcaldía Municipal vuelve a quedar en manos del partido de gobierno, en virtud a la ley transitoria de municipalidades,  colocando en lugar de Barrón a Verónica Berrios como Alcaldesa interina.
La nueva gestión municipal estuvo plagada de lentitud, ineficacia, falta de coordinación con el concejo municipal, y denuncias de corrupción que tuvieron como corolario una baja ejecución presupuestaria. Es decir que el cambio de Barrón por Berríos, a los ojos de la población, contribuyó en nada a mejorar las condiciones del municipio que aun hoy sigue exibiendo calles en mal estado, falta de servicios básicos, desorden comercial y vehicular.
Otro factor que se debe tomar en cuenta es que el contexto político del 2011 es distinto del de tres años atrás: el partido de gobierno pasa, a nivel nacional por un mal momento que le ha llevado a tres derrotas políticas: el fallido gasolinazo, la carretera por el TIPNIS y las elecciones judiciales. Disputas política que le generaron un debilitamiento de su capacidad decisoria y de respaldo ciudadano.

Las estrategias electorales
El discurso de la oposición: polariza y vencerás
Un elemento cómun a la estrategia opositora fue la referencia constante, a los hechos de la capitalía recordando permanentemente al electorado lo ocurrido en esa lucha cívica. Si bien todos los candidatos hicieron referencia a estas jornadas de lucha, el que en mayor medida y de manera efectiva usó de este dispositivo discursivo fue Moisés Torrez, para lo que la ayuda mediática de Jaime Barrón ex presidente del Comité Interinstitucional por la defensa de la capitalía plena, y en menor medida de Jhon Cava ex presidente del Comité Cívico y Sabina Cuellar ex prefecta de la oposición, fue fundamental.

El otro candidato, Jaime Hurtado de la opositora UN, desde el principio trató de ser la referencia del voto “antimas”, con permanentes referencias al candidato de ese partido; visiblemente trató de beneficiarse del discurso de la capitalía que es en esencia polarizador y ser la segunda opción frente al MAS. Dada su renuncia unos días antes del verificativo electoral, no tenemos elementos de juicio para decir si su estrategia fue o no acertada. En todo caso, somos de la idea de que pese a sus esfuerzos no logró situarse electoralmente frente al MAS y esa fue la causa para su sorpresiva renuncia. Además de que, respecto a Moisés Torrez tenía dos flancos débiles que afectaban su discurso cívico: por una parte el Jefe del UN Samuel Doria Medina fue un defensor de la ciudad de La Paz en el debate en la AC sobre la capitalía y, por otra, parte Doria Medina tenía intereses empresariales ligados a Fancesa.
El otro candidato Horacio Poppe, un seguidor de las idea del malogrado político Oscar Unzaga de la Vega, trató de constituirse en una opción todavía más radical entre la oposición de UN y de Líder y el oficialista MAS. Tanto atacaba a los candidatos de la oposición como al del oficialismo, presentándose como el candidato que ofrecía transparencia y consecuencia con los postulados de la lucha cívica sucrense, por lo que se granjeó la imagen de un candidato de un pensamiento consecuente, pero también intransigente.

El candidato de MSM, Orlando Hurtado, quizo ser la alternativa al MAS con un discurso que apelaba sobre todo a el desarrollo de la ciudad, con pocas referencia a la lucha por la capitalía ya que en este caso tenía la misma debilidad que el candidato del UN: el jefe político de esta tienda partidaria estuvo abiertamente en contra de la demanda sucrense en la AC.

La única candidata mujer fue Maribel Salinas, de poca experiencia política y electoral, intentó ser la opción de centro, apelando a un discurso neutral y de unidad sucrense que, paradójicamente, ponía a su poca experiencia como base para el buen manejo de la comuna sucrense.

De hecho, todos los candidatos de una u otra manera atacaron a Arciénega, invitándolo a debatir, recordándole su condición de participante de la lucha por la capitalía, y haciendo referencia permanente a su falta de coherencia entre lo que (antes) decía y lo que afirmaba ahora. Explotaron el flanco más débil de Arciénega (fue parte de la dirigencia cívica en la lucha por la capitalía) quien, con su negativa a participar en los debates y en algunas entrevistas de los medios, no pudo o no quiso contrarrestar los ataques de sus contendientes.

La estrategia del MAS.
Arciénega, diseñó una estrategia de trabajo con las bases masistas y en las zonas periurbanas de la ciudad de Sucre. No asistió a debates con los otros candidatos y muy pocas veces fue a los medios de comunicación, con un periodismo que era, en algunos casos, implacable con su inasistencia a las entrevistas y aprovechaba sus espacios televisivos y radiales para generar una opinión contraria a Arciénega.

Arciénega nunca respondió a las alusiones personales, desafíos y/o insultos de los candidatos opositores, mismos que aprovecharon su silencio para demostrar que él carecía de programa y argumentos para responder a la ciudadanía.

Es probable que esto se debiera no tanto a una falta de capacidad de Arciénaga para debatir, sino al hecho de que se consideraba un candidato que estaba primero en las encuestas, lejos de los otros candidatos, por lo que hacer referencia a su oponentes era solo contribuir a su crecimiento electoral.

Para contrarestar esto, la campaña del MAS fue muy prodiga en propaganda electoral ya sea en afiches, banderas y caminatas donde se ponía énfasis en su imagen de candidato y su capacidad de generar desarrollo. Se trabajó fuertemente en las zonas rurales y periurbanas de Sucre, bastiones electorales del MAS, pero muy poco en las zonas centrales que son espacios de tendencia “antimás”, que probablemente simpatizaban con Arciénaga en lo personal, pero a los que su negativa a participar en los debates no les cayó nada bien.

Un dato no menos relevante fue el pleno apoyo que dió la alcaldesa Verónica Berrios a Arciénega que si bien le generó votos allá donde se hicieron obras, también produjo la imagen de que Arciénega era la continuidad de la gestión de Berríos, lo que no era un buen dato sin duda.
La cuestión final: la gobernabilidad y la nueva correlación de fuerzas

Dada la importante votación alcanzada por Moisés Torres, su legitimidad está fuera de duda y por tanto iniciará su gestión municipal con un importante respaldo electoral. Sin embargo hay dos escenarios que serán fuente de tensión: por una parte, el Consejo municipal, con personajes duales e interesados que no responden necesariamente a una línea partidaria y, por otra parte, el gobierno central que no tiene ninguna simpatía por Torres. Es decir en el consejo, tiene una correlación de fuerzas donde hay que trabajar para hacerla favorable y en el plano externo está el gobierno central y la gobernación que son del MAS.
 En ese sentido, un bloqueo interno y externo puede ser fatal para la gestión municipal. Dependerá de electo Alcalde Moisés Torrez Chivé y de su habilidad lograr acuerdos mínimos con las fueras políticas contrarias, que permitan, más allá de posturas partidarias o intereses personales, vislumbrar mejores días en el municipio de Sucre.


[1] Esta guerra formalmente proclamó el federalismo, pero en los hechos fue un conflicto que buscaba echar a los conservadores del poder y cambiar la sede de Gobierno.
[2] Esta tendencia “antimás” no significa una adhesión a un partido líder o agrupación ciudadana. Es  un alieamiento electoral que consiste en votar por algún candidato que pueda expresar mejor el campo discursivo cívico removiendo los recuerdos en torno a los acontecimientos de la lucha por la capitalía y reclamando para sí, la defensa de la dignidad sucrense.

martes, 20 de diciembre de 2011

Paradojas del MAS en el Poder

Mientras más hace muestras de poder, más débil se vuelve
Mientras más escucha al pueblo, más se aleja de él
Mientras más dinero derrocha, más pierde elecciones
Mientras más entrega obras, más baja ejecución presupuestaria tiene
Mientras más acalla a la oposición, más la fortalece
Mientras más quiere permanecer en el poder, más el poder se hace esquivo
Mientras más medios crea, más ataca la libertad de expresión
Mientras más busca alejarse de su destino más se acerca a él.